1. Sometido por mi ex


    Fecha: 18/11/2023, Categorías: No Consentido Autor: Damian Rex, Fuente: CuentoRelatos

    Todo comenzó el pasado jueves en la tarde cuando recibí un mensaje de mi exnovia invitándome a cenar. Tenía muchos años que no nos hablábamos, lo cual yo siempre consideré algo bueno, ya que nuestra relación nunca fue particularmente armoniosa. Sinceramente no tenía ni la más mínima idea de por qué, después de tanto tiempo, de pronto quería hablar, pero sí recuerdo haber descartado rápidamente la teoría de que quería algo conmigo, ya que según había escuchado, estaba comprometida para casarse con algún nuevo sujeto.
    
    La cita fue ese mismo día en la noche en su casa. Llegué más o menos puntual habiendo optado por llevar una botella de vino. Mi plan era simple: llegar, comer, escuchar lo que me tenía que decir, e irme lo más pronto posible sin ser grosero.
    
    Cuando abrió la puerta y la vi, me llegaron de golpe viejas emociones y antiguos recuerdos, algunos nítidos, otros borrosos. Sentí una cierta nostalgia, pero rápidamente recordé todas las razones por las que habíamos terminado: los juegos de poder, las agresiones pasivas, las perspectivas de vida distintas y, lo más importante, la cuestión de los hijos. Mi mente se detuvo en ese último punto y recordé que fue justo ahí cuando nuestra ya frágil e insana relación había comenzado su derrumbe final, el momento en que ella declaró que quería tener hijos a lo cual nunca accedí.
    
    Me recibió alegremente con una cierta sonrisa pícara (que yo le conocía bien) enmarcada por el labial rojo que siempre había utilizado. Debo ...
    ... confesar que se veía bastante sexy ya que por los visto había estado cuidando su figura y se había puesto, como era su costumbre para eventos y reuniones, una blusa que acentuaba lo que por mucho era la mejor parte de su cuerpo, sus senos.
    
    Vi ese escote y no pude evitar que me vinieran a la mente imágenes de todas las veces que jugué con sus pechos, todas las veces que los agarré, que pellizqué sus pezones, que los chupé, que los mordí. Recordé su gusto por el bondage y lo mucho que ella gozaba de ser amarrada para recibir pequeñas torturas sexuales. Me dio la impresión de que notó que le miraba el escote y rápida pero inútilmente intenté disimular, dirigiendo mi mirada a cualquier otro sitio.
    
    Estando ya dentro nos sentamos en la sala. Al centro había dispuestos algunos platos con botanas, y me senté en uno de los sillones mientras ella servía dos copas de un vino suyo, guardando el que yo había llevado.
    
    La conversación inició con trivialidades y convencionalismos de lo más aburrido, pero interesantemente la sentía algo coqueta. Su escote no había sido un accidente, su labial rojo tampoco. Sin que hiciera gran cosa me dio la sensación de que intentaba seducirme, pero yo, sabiéndome bien todas sus artimañas y teniendo la certeza de que nada bueno podría salir de un intercambio sexual, por casual que pudiera parecer, estaba firmemente dispuesto a seguir con mi plan, incluso teniendo la intensión de irme a dormir temprano esa noche.
    
    El sueño me llegó mucho antes de lo que ...
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