1. Historias de una milf (1)


    Fecha: 19/10/2023, Categorías: Masturbación Autor: Elizabeth_G7, Fuente: CuentoRelatos

    ... luego lo inserté en mi ano.
    
    El segundo pepino me llenó por completo. Lo sostuve para que no se cayera y moví las caderas y el culo como haciendo twerking alrededor del pepino. Fue el cielo. Fue un infierno. El orgasmo me llegó de golpe y no pude evitar soltar un grito que seguramente se escuchó en toda la casa.
    
    Liberé mis dos agujeros, intentando cambiar los pepinos de lugar, pero el que estaba en mi culo salió completamente sucio y decidí meterlo de nuevo en mi trasero.
    
    Me puse de pie, las piernas abiertas y comencé a joderme otra vez pero ahora más duro y rápido. Mis tetas rebotaban incontrolablemente, mis jugos goteaban sobre todo, mis piernas estaban temblando y grité y gemí y lloré de satisfacción. Mis esfínteres cedieron y terminé orinando un gran chorro amarillo que se mezcló con el agua que caía en la ducha. Pude haberme cagado y no me importaría. Necesitaba un segundo orgasmo y los pepinos me lo habían dado.
    
    Aún estaba temblando en medio de mi cogida con los pepinos cuando la cortina plástica de la ducha ...
    ... se abrió de repente, sorprendiéndome y mostrándome a mi hijo aún más sorprendido. Me miraba con los ojos como platos, viendo a su madre con dos enormes pepinos ensartados en sus agujeros y con la cara desfigurada por el placer. Quise cubrirme, decirle que se fuera, pero no pude. El segundo orgasmo me atacó y solté de nuevo otro grito, esta vez más fuerte. Caí de rodillas al piso de la ducha mientras mi cuerpo se convulsionaba en temblores tal si estuviera en una trance epiléptico.
    
    Mis hijas pequeñas aparecieron en la puerta del cuarto de baño, asustadas, sorprendidas, como yo. Me sentía imposibilitada para hablar. Mi hijo adolescente debió haber visto algo en mi mirada que, sin dirigirnos la palabra, lo comprendió y procedió a decir a mis niñas que se fueran a la recamara, que todo estaba bien para luego cerrar la puerta del cuarto de baño. Y ahí me quedé yo, de rodillas en el piso de la ducha, tratando de recuperar el aliento mientras el agua caía sobre mí y mis dos enormes verduras que habían servido como juguetes sexuales. 
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