1. Tres maduras fogosas


    Fecha: 01/08/2017, Categorías: Intercambios Autor: tajin, Fuente: CuentoRelatos

    ... húmeda, le dije al oído
    
    - vamos a tu cuarto
    
    - no, todavía no, aquí estamos bien
    
    Yo sentía reventar debajo del pantalón, pero bueno, seguí con mi labor, metí uno, dos dedos en su concha, mientras mi pulgar masajeaba su clítoris, se aferró a mi cuello, gimiendo hasta que se vino.
    
    Carolina estaba sentada en un banco alto de la cocineta con la falda subida y las piernas abiertas y Ricardo entre ellas. Matilde sólo observaba, tocándose la concha encima del vestido con las piernas abiertas.
    
    Renata dejó de gemir, se incorporó y me llevó a uno de los cuartos. Tan solo entrar se quitó la blusa, se desabrochó la falda y la dejó caer, estaba estupenda, piernas largas, vientre plano, caderas anchas, un pequeño calzón blanco ya húmedo y al darse la vuelta me enfrenté a un par de nalgas, pequeñas, redondas, erguidas, seguramente hacía mucho ejercicio y ese triángulo entre sus piernas. Sin pensarlo me quité toda la ropa, la abracé y la llevé hasta la cama, se tendió de espaldas y me puse encima de ella, la besé y le quité el calzón, recorrí con mis manos todo su cuerpo, se aferró a mi verga dirigiéndola a su concha y finalmente se la metí.
    
    Su concha era tibia, húmeda y estrecha, levantó las piernas, puso sus manos en mis nalgas para ayudarme a meterla más, pasó de unos gemidos a unos gritos, cerró los ojos y no tardó en venirse, apretando con sus piernas mi cintura, tuvo un orgasmo muy largo con espasmos y su concha abriendo y cerrando con mi verga dentro.
    
    Con la voz ...
    ... entrecortada dijo
    
    - sigue por favor, así fuerte
    
    Seguí metiéndola y sacándola logrando tres orgasmos más. Ella cerró los ojos, echó la cabeza a un lado y bajó los brazos y las piernas,
    
    - deja recuperarme
    
    -¿qué hago?
    
    - ven aquí, acuéstate a un lado.
    
    Me salí, me acosté a un lado de ella, se dio vuelta y me pidió que la abrazara, pasé un brazo por encima del suyo y lo coloqué en uno de sus pechos, tomando un pezón con los dedos. Mi verga estaba completamente parada y se coloqué entre las piernas, sintiendo sus nalgas, como si ella estuviera cabalgando.
    
    Después de unos instantes, tomo mi verga por enfrente y se la colocó en la concha, la metí un poco desde atrás, lo suficiente para calentarla otra vez, la tomé de la cintura ayudándola a hincarse, me puse de pie y se la volví a meter en la concha, desde arriba observaba como se abría y se cerraba su culo, puse un pulgar en él y lo metí despacio mientras gozaba de su concha.
    
    La mujer soltó un fuerte chorro de jugos con un grito ahogado, puso la cara en la cama, levantando el culo, saqué la verga de la concha, más bien me expulsó de ella, y se la puse en el culo, la metí un poco, era un culo pequeño, estrecho, volví a meterla en la concha para humedecer y lubricar la verga y se la volvía a colocar en el culo, la metí poco a poco, entre gemidos y grititos de ella, cuando entró toda ya sólo fue meter y sacar, sentir como se apretaba con la verga dentro era de ensueño, me dejó hacerlo hasta que me vine dentro de ...
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