1. Rosy cada vez mas putita


    Fecha: 26/09/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... tienes que sobarte el coño? – Casi, pero no, necesito tocarme un poco el clítoris. – Genial. Siéntate en mi verga, déjate caer. La muy puta no se hizo de rogar. Así sentado como estaba yo, se puso de pie, aún con las manos a la espalda, me rodeó con las piernas, y se empaló con mi verga de un solo golpe. – ¡Hija de puta, qué panochita más abierta tienes! – Exclamé – ¡cabalga, zorra, cabalga! Botaba arriba y abajo, gimiendo con fuerza, y yo retorcía sus pezones. – ¿Te gusta, puta? – ¡Muchooooo! ¡Muerde mis pezones, por favor! ¡Ayyy,ay,ay! – Estás hecha una zorrita de lujo. Cuanto más se los retorcía y mordía más gemía ella, pidiéndome más, empalándose con furia mi palo en las entrañas. De pronto un sonido nos sobresaltó. – Es mi celular, pero da igual, déjalo sonar… aaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh, ayyyyy. Siguió moviéndose. La muy puta contraía los músculos de la vagina aprisionándome el palo y estaba a punto de correrme. – Baja, puta, que no quiero correrme y menos en tu pucha, ¿o quieres que te deje embarazada? – No… Claro que no… – decía jadeando. Desaté sus manos. – Ve a coger tu celular, a ver quién llamaba. Aunque intuía la respuesta, mi mente calenturienta se alegró cuando dijo: – Era mi esposo. – ¿Perdón? ¿Qué era quién? – Mi novio. – ¿Qué? – para que reaccionara le di un sonoro azote en el culo, y me miró avergonzada. – Perdón. Era el cornudo. Luego le llamo. – No, perra, le llamas ahora. – Bueno, está bien, intentaré que sea rápido… – De eso nada. Ponte a cuatro patas aquí, ...
    ... marca su número y pon el altavoz. – No, por favor, no me hagas esto. – ¡Que lo hagas,! Y, sorprendentemente, lo hizo. Antes de que diera señal, pese a sus débiles protestas, empecé a meterle la verga otra vez en el coño. – ¡Hola! – saludó él alegremente, y justo entonces embestí hasta los huevos Ella ahogó un jadeo y tardó un par de segundos en reaccionar. – Hola cariño, perdona, no he oído tu llamada. – No pasa nada, ¿estás en casa? – Eh… si – decía ella, que entre que tenía que inventar una excusa y estaba siendo empalada le costaba pensar – Ah, yo estoy algo ocupado, pero era para vernos en un ratito. ¿No podrías, en una hora o así? – Uf, no sé, estoy cansada – dijo. Le di un pellizco en el culo y susurré, muy, muy bajito. – Queda con él, perra. Antes de que el pendejo pudiera contestar, Rosy rectificó. – Pero bueno, claro que sí, un rato. ¿En una hora y media? – Bueno, paso a buscarte. ¿Estás bien? Parece como si acabaras de correr la maratón. Tuve que esforzarme en no reír. Si él supiera… – Claro que sí, cansada, pero nada más. En un rato nos vemos. – Un besito. Ella colgó a tiempo, justo antes de dar un gemido tremendo por una de mis embestidas. Llevó una mano a su clítoris. – De eso nada, puta, no te sobes. -Pero me quiero correr. -Yo me encargo amor. Empecé a embestirla con mayor fuerza, mientras ella gemía y retozaba de placer. Enseguida me incorpore sin sacársela y la cargue en mis brazos, ella me aprisiono con sus piernas enganchándose a mí. Estuvimos con el mete y ...