1. Fermín, el muchacho que odie y ame


    Fecha: 14/09/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... no me miraba con odio como lo había hecho en su tiempo, sino con un sentimiento que no pude identificar. Cada vez que mis ojos se encontraban con los suyos, simplemente apartaba la vista, se daba la vuelta y decía algo hostil o pretencioso. Durante esas semanas notaba también, que se acercaba cada vez más a mi, en las horas de receso lo veía vagar cerca de mi grupo de amigos, como acechando. En el salón fue moviéndose de poco a poco hasta quedar exactamente tres asientos detrás de mí, supuestamente, porque no veía bien (que mamadas). Pero lo más extraño, y lo que me mantuvo despierto muchas noches, fue lo que hacía cuando pasábamos al escritorio del maestro a revisar alguna tarea. El se ponía detrás o junto a mi, y mientras el profesor revisaba, frotaba lentamente y casi sin querer, su verga contra mi mano, mi pierna o mi culo, debo de admitir que eso me prendía demasiado. Sin embargo, yo seguía odiándolo. Era rencoroso en ese tiempo y lo que me había hecho no lo podía olvidar, por eso, cada vez que trataba de acercarse yo lo ignoraba deliberadamente o simplemente le decía algo hiriente y hostil. Así transcurrió, el tiempo, hasta mitad de año. Fue en ese tiempo, cuando todo cambio. Para la clase de química, nos habían encargado un proyecto de parejas sobre la tabla periódica (Hacer una en grande, como siempre) Gracias a que la maestra, detestaba vernos tan separados como grupo, ella misma hizo los equipos a su gusto, tocándome a mí realizar el trabajo con Fermín. Al ...
    ... principio había decidido hacer el trabajo por mi mismo y luego pedirle el pago de los materiales a el, no sería la primera vez y la verdad, entre menos contacto tuviera con Fermín, mucho mejor. Pero, Fermín llego un día diciéndome que el iba a participar del proyecto porque necesitaba aprender la tabla periódica para los exámenes (curioso de un chavo que jamás se intereso por los exámenes, pero yo no lo note), a regañadientes acepte bajo la amenaza de dar aviso a la maestra de mi brillante idea. Así, quedamos de vernos en su casa, esa misma tarde para iniciar el proyecto. No me sentía muy cómodo de ir a su casa, primero: porque vivían en un barrio que no conocía y que según entendía, era peligroso a morir. Segundo: no necesitaba pasar horas extras en su compañía, suficientes tenía con las de la secundaria. Pero, por fin, me decidí a ir con toda la buena vibra que podía. Resulto que llegar a su casa no fue muy difícil y mucho menos peligroso. Descubrí, para mi sorpresa, que Fermín vivía en una casa bien acomodada (en un barrio de mala muerte, sí, pero parecía por lo menos una casa de clase media baja, no de clase pobre como yo esperaba siendo tan pendejo como era en esos ayeres) Toque a la puerta cinco veces, perdiendo la paciencia, hasta que por fin, abrió Fermín. Parecía sucio, no llevaba camisa, dejaba ver sus pectorales junto con sus pezones oscuros y grandes y olía a sudor, aquel olor. ese olor me erizo los vellos de la nuca y me hizo darme cuenta que Fermín era muy atractivo. ...
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