1. La historia de Ángel, solo era un muchacho (31)


    Fecha: 09/09/2018, Categorías: Hetero Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    Había tenido que marchar al aseo, para limpiarme el semen que me escurría por el cuello, las orejas y para limpiarme con una toalla el cabello también manchado de esperma, cuando volví Pablo se encontraba tumbado boca arriba, con los ojos cerrados, las manos debajo de la nuca y con una hermosa sonrisa de felicidad en los labios.
    
    No pude evitar fijarme en el abundante vello rizado y oscuro de las axilas, siempre me gusta observarlo en los hombres, y aunque mi polla ya hacía rato que estaba floja, la sentí cobrando vida.
    
    Llevaba una toallita húmeda, para terminar de limpiarle los restos de semen que aun tenía, brillándole, enredado en el vello del pubis. Me arrodillé y le cogí la verga, ahora descansando sobre el abdomen. Aun así, estando floja, la veía preciosa y enorme, llegué con los labios a ella y la di dos besos. Escuché la risita de Pablo y como se le contraía el abdomen.
    
    -¿Te gusta? -la apoyé sobre mi mejilla y le miré.
    
    -Desde el primer día que la vi me llamó la atención, no es tan impresionante como la de Yasin, pero no esta mal. -se lo decía para molestarle y reaccionó sentándose y cogiéndome del cuello. Entre risas se montó sobre mi cuerpo apretándome el cuello como si me quisiera ahogar.
    
    -Repite lo que terminas de decir… -aparentaba una falsa furia y me apretaba sin hacer demasiada fuerza, no pude contener la risa.
    
    -Es verdad, la verga de Yasin es más grande que la tuya. -puso cara de ofendido y soltándome se tumbó a mi lado, y yo me coloqué ...
    ... apoyando mi pecho sobre el suyo, acariciándole la hendida barbilla con la punta de los dedos.
    
    -Pero prefiero la tuya, me gusta más, es hermosa y yo te amo, te quiero Pablo, te quiero… -me elevé para llegar a sus labios y darle unos dulces besos.
    
    Pablo respondía a mis caricias, pero como si no tuviera ganas y se mantenía ahora muy serio. Deslicé los labios por los suyos y me los atrapó con los dientes.
    
    -Te comería Ángel, ¡gracias! gracias por todo… -le miré los ojos ahora soñadores y tiernos.
    
    -¿A qué viene eso ahora?
    
    -Porque resultas increíble, me has dejado que te folle la boca en plan bárbaro, sin miramientos hasta hacerte daño. ¿Tanto me amas?
    
    -Sí, te amo, muy pronto cuando te conocí te quise, aunque tu no me hicieras caso y te limitaras a enseñarme mis funciones, el oficio de puto para dar placer a los hombres, te amé desde entonces. -me elevó exigente para que me colocara sobre él montándole a horcajadas.
    
    -Tu también me gustaste desde el principio, eres tan delicado, tan pequeño.
    
    -Claro, a tu lado lo parezco, pero no lo soy.
    
    -Y tan flaco…, con este culito pequeño, rico y duro. -me susurraba al oido y sus dedos avanzaban hasta posarse en el ano para acariciarlo lentamente y en círculos.
    
    Abrí las piernas atrapando su cuerpo, para facilitarle las caricias y eleve el culo que lo tenía posado en su abdomen.
    
    ¡Ahh! Pablo, Pablo. -el ano me hervía y temblaba excitado por sus dedos. Hubiera querido que comenzara a penetrar en mi en ese mismo momento pero ...
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