1. Helena, un morocho jamaiquino y mi mujer


    Fecha: 02/08/2018, Categorías: Anal Sexo con Maduras Sexo Interracial Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... semejante cogida. Pero el negro la tenía bien sujeta, apoyando una enorme y pesada mano en la suave cintura de ella, mientras la culeaba como si fuera la última vez.Pero lo mejor de todo era lo que sucedía delante de Ana. Sentada frente a mi esposa estaba Helena, recostada y con las piernas bien abiertas, ofreciéndole sus labios vaginales enrojecidos y abiertos a Anita.Sujetaba la cabeza de mi esposa por los pelos, mientras la obligaba a comerse esa deliciosa concha. Además le espetaba riéndose:“Vamos, amiga, quiero que me hagas acabar en tus labios…”Ana seguía aullando al sentir ese poderoso ariete entrar y salir de su delicado culo, mientras cada tanto, su amiga la obligaba a ahogarse chupándole la concha.Me di cuenta de que la escena me había excitado sobremanera, no tanto por ver a mi mujercita dominada y sodomizada por ese negro tan bruto, sino por la cara de perra de Helena cuando Ana le comía la concha a lengüetazos… Me habría encantado estar en el lugar de Anita, pero naturalmente, sin esa verga negra empalada en mi culo…Unos minutos después ya no soporté más la situación. Pasé por la cocina para servirme una buena copa de vino y me dirigí a las reposeras junto a la pileta. Ya había oscurecido y el cielo ...
    ... estaba increíblemente tapizado de estrellas. Saqué mi pija bien endurecida y me hice una tremenda paja, que le dediqué a… Helena…Un rato después apareció Anita junto a la pileta. Venía completamente desnuda y a pesar de la oscuridad, pude ver que tenía varios moretones en su hermoso cuerpo, donde Duncan la había aferrado para sodomizarla y que no pudiera resistirse. Incluso tenía unos mordiscones en las nalgas, que se veían enrojecidas por las palmadas que habían recibido.Cuando se acercó, pude apreciar que varios hilos de semen fresco se deslizaban entre sus muslos…Sin decir nada se acostó sobre mi cuerpo. Pude entonces sentir el olor a sudor que le había dejado ese negro sucio. Pero era peor todavía el olor a sexo que emanaba el cuerpo de mi maltratada mujercita.La abracé y entonces se animó a decirme:“Te pido perdón por lo que viste, pero no lo pude evitar; Duncan tiene una verga increíble y pensé que me iba a volver loca”. Gimió sensualmente.“Te dolió semejante verga negra metida en el culo?” Le pregunté curioso.“Al principio me hizo ver las estrellas, pero después me hizo tocar el cielo con las manos” Me contestó muy suavemente, midiendo sus palabras.“El próximo fin de semana Duncan va a venir con un par de amigos…” 
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