1. Helena, un morocho jamaiquino y mi mujer


    Fecha: 02/08/2018, Categorías: Anal Sexo con Maduras Sexo Interracial Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster

    ... su concha.Se limpió con una toalla y miró sonriendo a Anita, que le devolvió la sonrisa.Duncan no había acabado; su enorme verga negra azulada estaba todavía bien erecta y apuntaba hacia adelante como un espolón.De repente Helena llamó a Ana para que se acercara a ellos.Anita sin titubear y sin mirarme se levantó de su reposera y se sentó junto a un costado de Duncan. Helena comenzó a pajear al negro suavemente, mientras Anita no perdía detalle. No le podía quitar la vista de encima…De repente Helena dejó la pija de Duncan sobre su abdomen y tomó una mano de Anita, llevándola para que tocara esa impresionante cosa…Ana no dijo nada pero tampoco rechazó con un gesto para apartar la mano. Se quedó quieta pero mirando hipnotizada el tamaño de verga que tenía en su mano y luego, muy despacio, comenzó a acariciarla suavemente, moviendo su mano hacia arriba y abajo…Helena le preguntó: “¿qué te parece, amiga, es bastante grande, no?”Ana parecía estar en una ensoñación y ni siquiera le respondió.De repente apartó la vista de esa pija enorme y me miró. Al verme muy quieto mirando la escena me sonrió y siguió masturbando al negro…Helena se incorporó un poco y empezó a besar el pecho a Duncan, que se repantingó un poco más en la reposera y se dejó hacer.Ana volvió a mírame.Dijo: “Tiene una textura increíble, voy a probar una cosa” y como si nada, inclinó su cabeza y sacó la lengua hasta tocar el glande. Luego abrió bien la boca y se metió la mitad de esa verga enorme adentro.Helena dejó ...
    ... escapar una carcajada nerviosa; seguramente no pensaba que su amiga se animaría a tanto delante de mí…Duncan me miró y sonrió pero no dijo nada, volvió a besar a Helena en la boca mientras mi mujer se la chupaba, cada vez con más ganas. Yo seguía quieto, con la copa en la mano y la verga bien dura de ver semejante espectáculo.Helena se levantó y se arrodilló entre las piernas de Duncan, comenzando a lamer el pubis del negro, hasta que su boca se encontró con la de mi mujercita y entonces se dieron un tremendo beso de lengua entre ellas.Duncan en este momento se incorporó y de un rápido manotazo le arrancó la tanga a Ana, metiendo un par de sus gruesos dedos en la húmeda vagina de mi dulce y caliente mujercita.Ella se incorporó un poco y me dirigió una mirada pero yo estaba como hipnotizado y casi congelado y era incapaz de reaccionar.Helena ahora bajaba su cabeza hasta la entrepierna de Ana y por el gemido que dejó escapar mi esposa, supe que su amiga estaba lamiéndole el clítoris con todas sus ganas…Ana mientras tanto seguía comiéndose la verga negra que le ofrecían.De repente comenzó a suspirar y jadear con mucha intensidad, señal de que la lengua de Helena estaba dando buenos resultados en su concha…De repente, obedeciendo a un gesto de Helena, Duncan se incorporó con la verga tiesa entre sus manos y le ordenó a Anita que se pusiera a cuatro patas en la reposera.Mi dulce mujercita obedeció sin rechistar, sus labios mayores se abrieron como una flor y Helena aprovechó para ...