Mi primera vez con mi tía "dormida" - Relatos Eróticos

Mi primera vez con mi tía "dormida"

... imposible de limpiar, así que si iba a ser descubierto, por lo menos iba a intentar llegar hasta el final.

Comencé a darle besos cariñosos en su espalda, nuca y cuello, bajé mi mano y la metí dentro de su leggins, intenté ser más gentil asumiendo que estaba fingiendo dormir. Comencé a bajar sus pantalones y ropa interior, y ella seguía sin detenerme, ya estando con los pantalones abajo era imposible que no estuviera despierta. Acomodé mi pene en la entrada de su vagina, y comencé a meterlo muy lentamente, hasta que finalmente estaba dentro de ella.

No hubo resistencia por lo que seguro no era virgen, pero también sentía lo mojada que estaba, de lo contrario no habría entrado tan fácil. Estaba apretado y caliente, era la mejor sensación de mi vida, y comencé el mete-saca disfrutando cada rincón de su interior, frotando su vagina con mi mano izquierda y tocando sus tetas con mi mano derecha, ya por debajo del sostén para ese punto.

Podía escuchar pequeños gemidos salir de su boca, me parecía muy lindo que intentara seguir ocultando que estaba despierta, así que la agarré de la cintura con ambas manos y comencé a darle más fuerte aún. Me acerqué a su oído y comencé a morderlo con mis labios, y le susurré que siempre había querido hacer ésto con ella, y que sabía que le gustaban los penes "cabezones" como el mío.

Ésto último se lo dije por una publicación que vi una vez en su facebook, donde le preguntaban como le gustaban las vergas y ella respondió eso. Facebook ...

... que por supuesto su madre no conocía.

Seguí penetrandola, no sabía cuando se iría a correr pero yo podía seguir así toda la noche. La levanté y la puse boca abajo, y comencé a darle contra la cama. Ella ya gemía un poco más fuerte con la cara en la almohada, de repente subió su trasero, entendí que quería que le diera de perrito así que eso hice, y seguía con la cara contra la almohada intentando no gritar de placer. Su vagina estaba repleta de líquidos tanto míos como suyos y me sorprendió lo húmedos que ambos podíamos llegar a ser.

Estaba seguro que ella no quería pero aun así la di vuelta y comencé a darle de misionero, se notaba que no tenía intención de mirarme porque seguía aferrada a la almohada. Paré solo un momento para cubrirnos de nuevo con las sábanas, y ya en la oscuridad de las mismas me colé debajo de su preciada almohada para finalmente besarla, y continuar con el mete-saca. Seguimos así un rato pequeño hasta que me rodeó con sus piernas y comenzó a soltar espasmos mientras me besaba, y las contracciones de su vagina terminaron de hacerme correr. Ni idea de como pudimos ser tan compatibles para acabar a la vez de esa forma.

Seguimos abrazados un buen rato, besándonos y amándonos básicamente, hasta que después de un tiempo nos separamos, y ella se puso sus leggins y fue al baño. Al volver ella decidí ir yo después, no intercambiamos ni una sola palabra, me sequé y limpié en el baño y volví a la habitación, había un pequeño incienso que seguramente habia ...