1. Una pequeña reciprocidad


    Fecha: 25/07/2018, Categorías: Intercambios Autor: oscareduardo, Fuente: SexoSinTabues

    El joven Miguel había terminado sus labores de capataz esa mañana, se disponía a almorzar cuando sonó el teléfono, era el patrón que le comunicaba que su hijo Rubén iba hacia la finca con una amiga , debía disponer todo para atenderlo. El fin de semana presumía que iba a estar solo pues sus padres habían viajado a la capital por una cita médica, ahora con la llegada del hijo del patrón cambiaba todo el panorama, debía estar dispuesto para atenderlo a él y su amiga. Fue al potrero y ensilló dos mulas, las más mansas para evitar cualquier accidente. Tomó el camino hacia el punto donde se encontraría con Rubén. No había ni rastro del hijo del patrón, tocaba esperarlo . Mientras el tiempo trascurría Miguel pensó en sus patrones, eran muy ricos y él era muy pobre. Disponían de una gran finca , con diversos cultivos y muchos semovientes, él no tenía nada. Pero estaba feliz porque tenía un trabajo, comida asegurada y un techo donde guarecerse. De repente los divisó sobre la carretera que subía serpenteando el cerro. Pronto llegaron donde él se encontraba, Rubén era un joven de unos veinte años, alto, buen mozo, un poco desgarbado al andar y con una pinta desaliñada, lo acompañaba una joven muy bonita, era una chica de la misma edad de Rubén, delgada, de piernas largas y un trasero pequeño pero parado, sus senos eran también pequeños, parecían dos naranjas redondas y turgentes. Después de un corto saludo emprendieron el viaje a la casona de la hacienda. Rubén los llevó a la mejor ...
    ... habitación y los dejó allí. Fue a la cocina y les trajo una jarra de jugo de naranja bien frío que desaparecieron en un santiamén. Rubén estaba desempacando su maleta, traía poca ropa pero mucho licor, su amiga que se llamaba Yesenía clavó su mirada en Miguel, era una mirada lasciva, sus ojos grises casi lo desnudan, se turbó un poco cuando esa mirada se fijó en su entrepierna, sintió un estremecimiento de pies a cabeza, se ruborizó y salió de la habitación. Los dos jóvenes quedaron solos en la habitación. Como no había quien cocinara Miguel preparó un almuerzo ligero con comida enlatada, los llamó al comedor y ellos rápidamente consumieron sus alimentos. Salieron de la casona , hicieron un breve recorrido por los alrededores y regresaron. Yesenía venía sudorosa y agitada, Rubén también lucia deshidratado. El sol los había castigado en el breve recorrido. Se sentaron en la sala en un sofá amplio y le pidieron a Miguel que les sirviera unas cervezas , Yesenia al ver que Miguel se acercaba con dos cervezas en la mano le dijo que sirviera una para él. Hicieron un brindis y chocaron los envases de aluminio. Miguel no sabía qué hacer, no estaba acostumbrado a tomar sino guarapo de piña, un licor rudimentario producto de la fermentación de cáscaras de piña con panela. Se tomó la cerveza y los jóvenes empezaron a preguntar cosas del campo. A medida que la conversación continuaba Yesenia en forma provocadora abrió sus piernas para que Miguel que estaba sentado frente a ella tuviera un ...
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