1. Visitas a mi vecino (El esposo de Sofía 2: Atrapado)


    Fecha: 07/07/2018, Categorías: Intercambios Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    ... apetecía ver a su tía Ana.
    
    Comieron con ella... y Ana, por fin, se quedó tranquila después de hablar con su hijo...
    
    - ¡Oye!, tenemos que pasarnos por la casa de D. Carlos a tomar café ¡eh!
    
    - Si, si, ¡claro!
    
    Y subiendo por la calle que iba de la plaza hasta la estación de Renfe vieron a Rafa que se bajaba de una Harley Davidson impresionante, que su dueño estaba aparcando, justo en frente de la estación.
    
    - ¡Hombre, Dieguito!... ¿qué pasa?... ¿dónde vais?
    
    - Pues estamos de vuelta a casa; que hemos estado comiendo con mi tía Ana... la madre de Ariel.
    
    - ¡Ah, qué bien!… ¡mira!, os presento a mi padrino...
    
    - ¡Hola , chicos!… ¡encantado!
    
    - ¡Igualmente!
    
    - ¡Un placer!
    
    - No puedo entretenerme mucho, Diegui. Ya sabes que mi madre es muy exigente; y me están esperando para comer…
    
    - ¡Tranqui, Rafa! Lo entendemos... ¿verdad, Ariel?
    
    - ¡Claro, coño!
    
    - No sé lo que haré esta tarde. Quizás te llame
    
    - Bueno, esta tarde tenemos lio, Rafa. Mejor mañana ¿vale?
    
    - ¡Vale!
    
    Bajaron por la calle en la que vivían, todos juntos, y al llegar al portal se despidieron....
    
    - ¡Hasta mañana, chicos!
    
    - ¡Ciao, Rafa!… ¡Adiós, señor!
    
    - ¡Adiós!
    
    Rafa y Juan Carlos decidieron subir por la escalera, y Diego y Ariel se quedaron esperando el ascensor…
    
    - ¡Joder, tío!, no veas lo bueno que está tu vecino… me la pone al palo ¡eh!
    
    - Ya te lo dije
    
    - Nos bajamos en el octavo ¿no? Seguro que el abuelo ya se ha echado la siesta.
    
    - ¡Si!, creo que va a ...
    ... ser lo mejor.
    
    Cuando ya estaban frente a la puerta de la casa de D. Carlos, se percataron del tremendo silencio que había en ese descansillo.
    
    - ¿Estás seguro de que nos invitó a tomar café tu amigo?
    
    - Bueno, es un poco pronto ¿no? A lo mejor están comiendo todavía... pero, me extraña, dijo Diego. D. Carlos es muy maniático... y también muy puntual. Comen a las 14:00, fijo.
    
    Llamó al timbre; y se oyeron unos pasos que se acercaban a la puerta.
    
    - ¡Ah!, sois vosotros. ¡Pasad!, ¡pasad!, muchachos…
    
    D. Carlos abrió la puerta descamisado, en calzoncillos y con las zapatillas de estar en casa.
    
    - ¿Y, Geni?…
    
    … nos invitó a tomar café.
    
    - ¡Si!, si… ya sé. Sentaos en el sofá... que ahora le aviso.
    
    Diego y Ariel terminaron de entrar en el salón y se sentaron en el sofá; y escucharon los pasos de D. Carlos que se alejaban por el pasillo hacía la cocina, pero también oyeron jadeos que llegaban desde una de las habitaciones.
    
    Y Diego, lleno de curiosidad, se asomó a la puerta del salón... y al ver el pasillo libre, avanzó y se asomó a la puerta que dejaba salir esos jadeos.
    
    D. Tomás estaba follándose a Geni en la cama. Lo tenía boca abajo y se la clavaba hasta el fondo; y a buen ritmo.
    
    Sorprendido por esta visión, se quedó paralizado; y aunque le hubiera gustado salir corriendo, se giró lentamente, cabizbajo… pero, cuando decidido quiso volver con su primo, al levantar la cabeza, se encontró con D. Carlos que le miraba fijamente con una bandejita, con los ...