1. Un encuentro de aceptaciòn


    Fecha: 23/07/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: loboenamorado02, Fuente: CuentoRelatos

    ... cerrados, se concentra en el placer que le brindan el roce de mis labios y de mis manos en sus zonas erógenas, expidiendo pequeños gemidos que se mezclan con su respiración rápida y entrecortada, con gemidos cadenciosos en todo su ser.
    
    Mis dedos ya juegan dentro de su vagina, y la hacen retorcerse de placer y excitación. Pero no es suficiente y, en un momento de desesperación, me susurra al oído: “cógeme, por favor”.
    
    Me incorporo por encima de ella y, en la posición del misionero, la penetró y comienzo a perforar su traviesa panochita, mientras le digo cuanto la amo a ella ya su ser. Mi excitación va perdiendo cordura, y el placer y la lujuria comienzan a apoderarse de mí. La perversión sale en algún momento a relucir y comienzo a cambiar la deposición, mientras le tocó cada parte de su ser, ya no con decencia, sino con lujuria. Me hago con sus pechos y se los mamo mientras me cabalga, abrazados. La colocó en la posición del perrito y le pongo la palma de la mano en la baja espalda donde, con mi pulgar introducido en su ano, la sujeto para controlar el ritmo de las embestidas que le proporciono. La tumbó de lado en la cama y tallo mis huevos en una pierna mientras la otra descansa en mi hombro. Penetrándola profundamente, seguimos intercambiando una y otra vez nuestros fluidos, que ya nos inundan y nos envuelven en olores. Entrar y salir de su panocha ha conseguido que sus fluidos chapoteen cuando entró en ella, como si de un charco se tratara, pero no, es el ruido tan ...
    ... abundante que ella está produciendo, y tal vez los fluidos de quienes hoy la tuvieron entre sus brazos. Aun así, su aroma es tan excitante que, por momentos, siento que me vengo, sólo por ese aroma tan dulce, tan de ella. Salgo de su interior y, volteándola, me dedico a besar y acariciar primero su nuca, su cuello, su linda espalda, recorriendo mi mano desde sus nalgas hasta el cuello. De vez en cuando paso mis dedos entre sus piernas, tomando sus abundantes fluidos y depositándolos en el pequeño cuenco de su ano, dilatándolo poco a poco. Toco sus piernas y me detengo en sus pies, los beso y los acaricio recorriendo sus piernas con las manos mientras las separo ligeréamele y, boca abajo, me coloco entre ellas. Jalándola le subo la cadera, quedando al aire mientras su dorso queda sobre la cama. Ella solo muerde una almohada mientras mi verga, tiesa aún por la excitación, se perfila en el cuenco de su ano y comienza a desgarrar poco a poco el músculo del culo, hasta que la tiene toda dentro. Me quedo inmóvil, esperando su respuesta. Ella, como era de esperar, comienza a retorcerse lentamente, sintiendo mi palo dentro de ella, sintiendo mis huevos golpear en su vagina. Así comenzamos a movernos, lentamente primero, hasta que lo hacemos de una manera frenética. Las embestidas se vuelven desesperadas, y nuestra excitación, a mil, anuncia que estamos a punto de venirnos. Sin mediar palabra, ella comienza a gemir y a contraer el cuerpo, convulsionando de placer mientras mis huevos ...