Me cogí a mi amiga en casa de sus suegros - Relatos Eróticos

Me cogí a mi amiga en casa de sus suegros

Esta historia sucedió hace muchos años cuando estaba en la universidad. Los protagonistas mi amiga Sara y yo. 
Sara y yo coincidimos en el segundo año de la carrera, ella reingresó ya que se había dado de baja por salirse de su casa y casarse, su esposo, la verdad era un tipo de lo más odioso, pero bueno eso no importa mucho. Al inicio yo veía a Sara como cualquier otra compañera, ella era delgadita, tetas pequeñas lo mismo que las nalgas, aunque estas estaban bien paraditas y de piel blanca, sin embargo al paso del tiempo nos fuimos haciendo muy buenos amigos y con ello me fue gustando, nunca pensé en confesárselo por su condición de casada. Pero con esa confianza que se generó entre nosotros me empezó a decir que a veces su matrimonio no era lo bueno que ella quisiera y a veces la veía triste. Por azares del destino decidimos cambiarnos de grupo y esto hizo que nuestra amistad fuera más grande ya que al no conocer a casi nadie de nuestros nuevos compañeros siempre estábamos juntos. Y con esa cercanía mi gusto hacia ella también creció, y fue en mi cumpleaños que ella me organizó un pequeño pastel con los amigos de nuestro grupo anterior que decidí confesarle que me gustaba, esto ya al final del festejo cuando nos habíamos quedados solos los dos. A partir de ese momento las cosas cambiaron y la notaba más alegre. 
La primera vez que la besé fue una tarde que nos quedamos a estudiar, después de que me confesara que traía broncas con su esposo, tratando de consolarla la ...

... abracé e instintivamente los dos nos pusimos cara a cara y nos besamos, fue en ese momento el mejor beso que había recibido en mi vida. A partir de ese momento nos hicimos amigos con derechos, pasábamos algunas tardes en lugares escondidos de la universidad besándonos y acariciándonos y fue un viernes que tuvimos nuestro primer contacto sexual, en una mesa ubicada en uno de los jardines laterales de la escuela, alejada del paso de la gente, me senté en la orilla de la mesa y ella sentada en la silla frente a mi y con las piernas abiertas rodeándola un poco y abrazándola le confieso que ya me tenía excitado, a lo que ella se separa de mi, mira entre mis piernas y se da cuenta de la gran ereccion que tengo, con mirada pícara me dice que debe estar muy rico mi pene, voltea hacia los lados para ver que no haya nadie cercano y con la mirada me invita a sacarme la verga, lo cual no tardo ni perezoso hago, dejando ver un glande hinchado y lubricado, y sin decir más se lo mete completamente en la boca dándome el mejor sexo oral de mi vida, así ella entre mis piernas mamándome la verga cubro su rostro con su cabello largo, me inclino un poco hacia ella y la abrazo para disimular su acción ante algunas personas que pasaban cerca de la mesa en la que estábamos. Se notaba que los dos estábamos ansiosos de que eso sucediera y finalmente lo habíamos hecho. No alcancé a eyacular el su boca, pero la excitación de hacerlo en un espacio público fue otra cosa. 
De vez en cuando iba a la casa de ...