1. Mi madre, mi amante.


    Fecha: 23/09/2021, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Jorge, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    No es fácil empezar una historia así. De cómo un hijo toma el amor por su madre y lo convierte en amor hacia mujer.
    Mi madre se caso muy joven, tuvo hijos muy joven y se dedico a su casa y su trabajo muy joven también. También enviudo muy pronto. Se quedó sola al cuidado de cuatro hijos antes de llegar a los 35, ya para la fecha en que transcurre la historia ella tenía ya 40 años, muy bien llevados, todo hay que decirlo. Ella se llama Maria (Mary para los amigos) es una mujer muy atractiva, de baja estatura 160cms más o menos,  bien proporcionada,  de pechos generosos, un culo y unas piernas bien torneadas debido a su afición por caminar y su odio a la pereza, de cara y temperamento amable, coqueta como ella sola, le encanta usar vestidos sugerentes, ropa ceñida y mostrar las piernas embutidas en pantimedias y enmarcadas en tacones altos. En resumidas cuentas no le faltaban pretendientes.
    Por las fechas que ocurrió esta historia yo tenía ya 20 años, era el único hijo que aún vivía en su casa, acababa de salir del servicio militar y estaba esforzándome por encontrar un empleo.
    Todo empezó una noche que volví a casa (un poco pasadito de copas) mi madre me esperaba en el salón, era tarde pero ella estaba vestida de calle, lo que era señal de que iba de salida con sus amigas. Con unos tacones negros altos, una falda ceñida, blusa blanca que sugería sus grandes y firmes pechos y daban una imagen de su sostén de encaje, pantimedias muy sexys, todo en ella, no se si por el ...
    ... alcohol me pareció muy excitante  Me recibió con un abrazo, yo sentí su cuerpo por debajo de la ropa, se apresuró a decirme que me fuera a dormir, que esas no eran formas de llegar a casa, que un hombre soltero no debe andar a esas horas borracho por ahí. Me ofendió un poco y por la borrachera le respondí que esas tampoco eran horas para que una mujer vaya sola por la calle, menos aún una señora de su casa. Me respondió que ella sabía cuidarse y que no me metiera en sus asuntos, luego salió de la casa algo disgustada conmigo y yo me fui a dormir.
    A la mañana siguiente me levante temprano, prepare el desayuno pues mi madre había llegado muy tarde y seguía durmiendo. Cuando el desayuno estuvo listo subí a su habitación a despertarla pero ella no respondía así que abrí la puerta con cuidado. Entonces la vi, estaba acostada en su cama, tendida de lado sobre las mantas, la ropa tirada por el suelo, solo llevaba puestas unas pantimedias de encaje hasta los muslos, un tanga blanco con encajes negros que enmarcaban bien su perfecto trasero y sugerían con suavidad el agujero y la línea de su vagina,  el sujetador, a juego con el tanga, apenas podía contener sus pechos enormes, por los bordes se veían las areolas bien definidas y un pezón asomaba por su pecho derecho. Me quedé de piedra, nunca mejor dicho, porque enseguida note que mi polla se ponía dura como nunca dentro de mis pantalones. Aparte la vista del cuerpo de mi madre, entre en la habitación y le deje el desayuno en la mesita. ...
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