1. Tercer maratón del mes


    Fecha: 20/05/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Mar1803, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuello y en los pies. En cada lugar donde me soltó el semen, yo me lo extendía y él sonreía. Yo pensaba en las lamidas de mi amante y veía a mi marido con cuernos más relucientes por cada una de sus sonrisas. Me hice un bocadillo con una galleta, pero en lugar de queso, le puse leche de buey. “Tu leche es muy rica”, le dije relamiéndome los labios y tomé otra galleta que me pasé por la panocha babeante. Se la ofrecí pues se veía apetitosa al brillar el atole con el que la había cubierto. Se puso serio y movió su cabeza negativamente. Me la saboreé frente a él, lamentando no poder ofrecérsela a quien sí le hubiese gustado. Nueva sonrisa, nueva visión de cuernos. Me dejé coger como mi esposo quiso y se pasaron así el sábado y el domingo, incluidos sendos biberones en mi desayuno...
    
    En la madrugada del lunes, en cuanto detuvo la alarma del reloj, mi marido me mostró la verga parada para que le diera la mamada de despedida. Le dije melosa “Con gusto, mi amor, pero también quisiera que me chuparas la pepa con el atolito que hemos hecho en estos días”. “Ya sabes que no me gusta, mami”, respondió. “Cuando sepas de alguno que sí le guste, me dices, seguramente también me dará lengüetazos en todos los lugares por donde me dejaste leche, porque tu semen sabe delicioso” dije y me puse a mamar, sabiendo que en unas horas más estaría con una persona que sí apreciaría muy bien ese ofrecimiento.
    
    Se vino muy rico y me lancé sobre él moviendo mi panocha sobre su exangüe pene para que ...
    ... me llenara los pelos con el semen que le exprimía con la presión de mi cuerpo y le di un beso lleno de una buena parte de esperma que no me había tragado. Sonrió al sentir el sabor y quiso separarse del beso, pero no logró retirar su boca y le metí la lengua paseándosela por el paladar. “¡Qué puta eres, mami!” exclamó. “Paladéalo, que está rico ese beso blanco. Imagina que pasaría si tuvieras una esposa que no te chupara la verga ‘porque no le gusta como sabe’. Es lo mismo que siento yo”, le dije, y pensativo se levantó a bañar. “Yo me baño más tarde, voy a aprovechar lo mejor que pueda todo tu olor y sabor que traigo en mi piel”, fue todo lo que dije.
    
    Más tarde, yo estaba tocando el timbre del departamento de quien compartía el atole que hacía con mi marido y sin remilgos me lamía el cuerpo. “¡Patitas en leche!”, dijo al lamerme los pies. “Yo sólo había comido ‘patitas en vinagre’, pero es más rico lamerlas cubiertas de leche”, expresó lamiendo cada uno de mis dedos y el empeine. Yo estaba carcajeándome de las cosquillas que sentía. “También traigo en las orejas la leche del cornudo”, le dije y le ofrecí mi cara para que me las chupara a su gusto. “Pobre de papi, lo explotas mucho, lo vas a dejar flaco, cansado, seco y ojeroso”, me decía al lamerme las axilas en tanto que yo soltaba otra catarata de carcajadas. “No, cada vez da más leche porque sé estimular la producción”, contesté apretando su rostro entre mis chiches. Más de una hora tardó para dejarme limpia por todas ...