1. Sometida y Usada a Su Antojo


    Fecha: 08/05/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Llegué a casa después del trabajo deseosa de quitarme el sujetador. Había sido una mala idea ponérmelo, pero a la vez había pasado todo el día excitada frotándome contra las esquinas como una gata en celo. El roce de los pezones contra la tela dolía, pero también me recordaba la noche pasada.
    
    Abierta de piernas, me tumbé sobre la cama con los ojos cerrados dispuesta a rememorar cada detalle. Habíamos llegado a su casa de madrugada después de cerrar el bar. Estábamos en ese punto justo de la embriaguez donde la libido se desata y los tabúes se disuelven, pero todavía éramos conscientes y capaces de controlar nuestros actos. En el salón nos comimos a besos mientras tomábamos la última copa. Una única lámpara iluminaba la estancia y canciones variadas que ambos conocíamos, mantenían un ambiente de complicidad.
    
    En un momento dado, él se levantó y yo trate de seguirlo. - No, tu no. Espera ahí. - siseaba las palabras con los ojos entrecerrados por la lujuria y sonreía dejando claro que no tenía buenas intenciones. Volvió con una bolsa de tela entre las manos. La dejó sobre la mesa y colocó una silla en el centro de la habitación. -Desnúdate y siéntate. El tono de su voz no dejaba lugar a queja ni replica alguna así que obedecí y mientras me quitaba la ropa le pregunté: - ¿Qué vas a hacer? -¡Chssss! ¡Que te sientes he dicho! Cuando estuve sentada, cambió la música.
    
    Daba vueltas alrededor de la silla sobándome y disfrutando viendo como mis pezones se iban poco a poco ...
    ... hinchando. Si yo intentaba tocarle me apartaba las manos dejándome claro que solo él podía tocar. En un descuido, sacó de la bolsa unas esposas y encadenó mis manos por detrás de la silla.
    
    -Jeje sabí…. -Una sonora bofetada me interrumpió. - No sabías nada. Hoy no va a ser como otros días. Hoy te va a doler de verdad. -Su cara se había vuelto agresiva y su voz hizo que me recorriese por la espalda un escalofrío.
    
    Abre la boca cerda... sabiendo y deseando lo que ocurriría la abrí. Haciendo una bola con las bragas, me amordazó asegurándose de que no pudiera escupirlas. Sin dejar de mirarme a los ojos se colocó entre mis piernas y comenzó una lenta tortura. Amagaba una y otra vez con introducirme la goteante polla en la boca, pero paraba en el último instante o se limitaba a dar un rápido restregón por mi cara.
    
    Yo intentaba protestar zarandeándome en la silla y golpeando el suelo con los pies, a lo que él respondía cortando cualquier intento de rebelión con duros tirones de pelo y fuertes bofetones en mi cara. Cuando se cansó de tanto juego, me puso el miembro para que lo engullera hasta la garganta. Resoplé como si fuese una válvula de vapor. Succionaba y lamía con fruición para volver a tragármela entera hasta provocarme arcadas. Para descansar, le lamía los testículos hasta dejarlos cubiertos de babas mientras seguía masturbándole con la mano. Tenía un don especial para llevarle al éxtasis con la boca. Podría haber hecho que se corriese en cualquier momento. Podría incluso ...
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