1. Sometida y Usada a Su Antojo


    Fecha: 08/05/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... haber parado en el preciso instante en que la eyaculación es ya imparable. Pero ese no era el plan.
    
    Levanta las piernas... Estar frente a él tan expuesta me hacía sentirme sometida y cada vez me costaba más controlar mis impulsos.
    
    Me metió dos dedos sin avisar y comenzó a follarme con ellos sin esperar a que mi ojete se adaptase. Su lengua lo había lubricado lo suficiente pero la sorpresa hizo que me retorciese entre mis ataduras. A él le daba igual. Su intención era que aquella noche sufriese como pagó del placer que me iba a proporcionar.
    
    Lo dilató cuanto pudo llegando incluso a introducir un tercer dedo y cuando le pareció suficiente, subió al máximo la potencia del vibrador empapado de mis jugos y me lo introdujo hasta el fondo. Yo gruñía y me contorsionaba. - Estate quieta zorra que sé que te encanta tener el culo lleno...
    
    Poco a poco se fue calmando y entonces me hizo ponerme a horcajadas sobre él. Me dejé caer sabiendo que debajo me esperaba todavía dura y empapada su polla. Se me pusieron los ojos en blanco según me iba penetrando, me sentía un bloque de mantequilla resbalando sobre un cuchillo al rojo. Subía y bajaba despacio, despreocupada de lo que le pasase a él, disfrutando de aquella sensación de plenitud y jadeando cada vez que terminaba de metérmela entera. A cada instante perdía un poco más el control sobre mi cuerpo. El camino pareció infinito, pero en apenas un par de minutos me corría de nuevo. Todavía empalada, quede desfallecida sobre él ...
    ... mientras oía como su corrida golpeaba el suelo igual que si hubiesen derramado una botella.
    
    No le costó demasiado recuperarse y en seguida estaba otra vez con la polla dura. -Ahora sí que empieza lo bueno. – me dijo al tiempo que me retiraba la mordaza. Me cabalgaba al ritmo de la música sabedor de que algunas embestidas me hacían daño, pero yo, abierta y lubricada, no paraba de gemir.
    
    Enfurecido, me agarró del pelo y tirando de mi cabeza hacia atrás, me escupió y me abofeteo. Con la primera bofetada descubrió que aquello me gustaba más de lo que pensaba así que me golpeó varias veces más mientras seguía cabalgando. Con cada salivazo y cada bofetada, veía como en sus ojos se iba dibujando la furia que tanto anhelaba. - Goza de verdad perra...
    
    Él me mordía los hombros y el cuello sabiendo que al día siguiente tendría que dar explicaciones en la oficina por los cardenales. Cabalgaba cada vez más fuerte, los golpes de sus muslos contra los míos sonaban chapoteantes a causa de sus flujos que resbalaban y salpicaban hacia todas partes.
    
    Se levantó en el último instante para que yo pudiese disfrutar viendo el chorro que me iba a empapar desde la cara hasta los pechos. Agotada, me dejé hacer. Su propio olor me mareaba. Todo estaba empapado y pringoso. Me sentía felizmente sucia como una niña con vestido nuevo chapoteando en un charco. Oía el vibrador que seguía zumbando y frente a mi, el miembro todavía erecto se veía enrojecido y engrosado. Escupió sobre mis tetas inflamadas ...