1. Visita muy provechosa


    Fecha: 22/04/2023, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mi boca sedienta de sus besos.
    
    Pese a su juventud pude ver que aquel jovencito no era para nada tímido pues, siempre que podía, recorría de forma disimulada mi cuerpo maduro comiéndoseme con la mirada. Yo, fascinada como estaba con la presencia de aquella visita inesperada que la fortuna me había traído, empecé a fantasear con miles de escenarios posibles allí los dos solos en mi piso y con mi marido fuera de casa toda la mañana. Viéndole sonreírme con aquella sonrisa tan fresca y sincera me imaginé tumbada en el sofá y abrazada a aquel muchacho disfrutando de sus miles de caricias por encima de mi cuerpo. Yendo mucho más allá, me asaltaron un montón de pensamientos libidinosos viendo aquel rostro de piel tan fina y delicada. ¡Joder, era tan guapo y tenía una sonrisa tan maravillosa! Por suerte volví a la realidad tragando saliva y sin saber dónde meterme.
    
    Con el ruido de la televisión de fondo, me imaginé besándolo con desesperación mientras acariciaba su piel desnuda con mis manos y mis dedos, recorriendo su varonil torso para después bajar hacia su vientre y sus muslos. Lo imaginé sin ropa y pensé si sería cierto todo aquello que Maribel me había contado sobre los hombres negros como aquel. Si sería cierto aquello de los enormes miembros que solían tener entre las piernas. Ante aquella idea me sentí excitada notando mi entrepierna humedecerse sin remedio bajo la braguita que la cubría. Estaba cachonda perdida y necesitaba con urgencia de alguien que tranquilizara ...
    ... la calentura que me invadía. ¿Y quién mejor que aquel hermoso animal de piel de ébano para ello?
    
    Lo sé y lo reconozco. Soy mujer de carne débil y eso de ver el soldadito valiente mirando hacia arriba por la mañana temprano me pone como una moto. Además llevaba tres semanas largas sin probar bocado y ya estaba que me subía por las paredes. Ensimismada en aquellas ideas, ni me enteraba de lo que el muchacho me decía disfrutando tan sólo de su compañía y su belleza. ¡No era posible que aquello me estuviera pasando a mí! –pensé recordando toda la serie de escenas que había podido ver en miles de películas y que pensaba que jamás podían ocurrirme a mí.
    
    Apenas podía hablar, allí sentada como una lerda frente a aquel hermoso ejemplar masculino al que, ni en mis mejores sueños, podía haber imaginado tener allí. Siempre pensamos que aquellas cosas les pasan a los demás o que son más bien falsas ilusiones que todos nos hacemos para que nuestras vidas no sean tan aburridas y monótonas. Pero lo cierto era que allí estaba mirándome a los ojos para, enseguida, bajarlos devorando mi cuerpo con su mirada de muchacho travieso. Estaba segura que no tardaría en echarse sobre mí y que no sería capaz de negarme a nada que me pidiera, más bien todo lo contrario deseándolo con todas mis ganas de hembra madura y todavía con mucho que ofrecer.
    
    Lo deseaba sí, lo deseaba como pocas veces había deseado a un hombre; deseaba que me follara como un bestia y entregarme a él chillando y gozando como ...
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