1. Cerezas


    Fecha: 02/04/2023, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... no seas tonto. Yo sé mejor que tu que Luisa es mi mujer; lo que te pregunto es si únicamente te gustaría seguir masturbándote pensando en ella, o si prefieres follartela.
    
    Miguel... no quiero ofenderte, pero si que tengo fantasías con Luisa.
    
    Coño Alberto, eso lo ve hasta un ciego. No te estoy pidiendo una confesión. Lo que estoy ofreciendo es la oportunidad de hacer realidad tus fantasías. Tu le gustas a Luisa, Luisa te gusta a ti, yo no tengo nada en contra... decídete.
    
    ¿Miguel de verdad me ofreces a Luisa?
    
    Mira Alberto, te deberías lavar las orejas mas a menudo, porque ya te lo he reptido no sé cuantas veces.
    
    ¿Cómo lo hacemos?
    
    Muy sencillo. ¿Charo trabaja mañana?
    
    Sí.
    
    Pues tu sales a la hora de siempre, llamas a tu banco diciendo que no te encuentras bien y en cuanto ella se haya ido vienes a casa.
    
    ¿Tú estas seguro de que Luisa estará de acuerdo?
    
    ¡Claro que sí gilipollas!
    
    Continuamos viendo el partido, cenamos juntos los cuatro, y ellos se despidieron. Yo no pegue ojo en toda la noche ¡Estaba de un excitado! Solo pensar que iba a tener para mí a aquella personificación de la lujuria, aquella diosa de la fecundidad, aquellas tetas, me volvía loco.
    
    Por fin llego el momento, a las nueve y media llame al timbre. Yo estaba muy nervioso, entre otras cosas no sabia si Miguel me estaba jugando una mala pasada o que. Salió Miguel a abrirme.
    
    Pasa Alberto, pasa. Estas vestido muy formal, bueno, claro te has vestido para ir a trabajar. Mira Luisa ...
    ... se esta duchando y arreglando, todavía tardara mas de media hora. Te veo un poco tenso. Mira, ponte uno de mis bañadores, salimos al jardín y nos tomamos un cuba libre, a ver si te relajas un poco.
    
    La verdad es que decir que estaba un poco tenso no se acercaba a la verdad. Estaba mas tenso que cable de puente colgante y el ver a Miguel tan relajado y natural, mas que tranquilizarme me ponía aun más tenso. Me cambie y salí al jardín. Allí estaba Miguel, en traje de baño con los cuba libres. Después de tomar un par de tragos conseguí decir:
    
    Luisa... ¿Está de acuerdo?
    
    Sí, claro. Antes de hablar contigo ya habíamos hablado ella y yo.
    
    ¿Tu vas a estar aquí todo el tiempo?
    
    Sí, claro. Lo siento si no lo deje claro ayer. A mí me excita mucho ver a Luisa follando como una loca, además yo también participo. Espero que no te importe.
    
    No, no...
    
    ¿Que podía decir yo? Seguimos bebiendo y al cabo de media hora Luisa llamo a Miguel. Él entró en el chalet y cinco minutos más tarde salió y dijo:
    
    Vamos dentro que Luisa ya esta lista.
    
    Me llevo a la sala de estar que estaba en penumbra, con las persianas bajadas, con dos focos apuntando a una puerta. Una música dulzona, de aires orientales salía del estéreo. La habitación estaba alfombrada con gruesa moqueta y habían puesto numerosos cojines por el suelo. Un olor dulzón ¿incienso? llenaba la habitación. Miguel me dio una ginebra con tónica y me indico que me sentara en el sofá mirando a la puerta iluminada. Sonaron unos ...
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