1. Cerezas


    Fecha: 02/04/2023, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... atención a aquel tentador cuerpo fuera demasiado obvia. Ni que decir tiene, que con bastante frecuencia, yo tuve "mucho calor" y salte al agua de golpe para "refrescarme". Al anochecer volvimos al chalet. Charo comentó:
    
    Caray con Luisa, la verdad es que tiene buen cuerpo, pero me parece que enseña demasiado las carnes.
    
    Si Charo, ¡Pero que carnes!
    
    Ya, ¡so cerdo! –dijo ella riendo- ya te he visto como mirabas y también he notado que cuando salías de la piscina, tu bañador no estaba tan lleno como cuando entrabas.
    
    Yo me puse colorado, y entre risas dije algo como -no digas tonterías Charo, tampoco era para tanto. Aquella noche hicimos el amor pero yo, sin poder evitarlo, mientras acariciaba el cuerpo de Charo pensaba en el tentador e incitante cuerpazo de Luisa. ¡Aquellos pechazos! ¡La firme grupa! ¡Los recios muslos! Pensar en ellos me ponía frenético y Charo se quejó de lo hacia de forma tan violenta, que le estaba haciendo daño, que más que hacer el amor parecía que estaba peleándome con ella.
    
    A pesar de mis calentones y constantes esfuerzos para disimular mi admiración por el cuerpo de Luisa, las dos parejas nos hicimos muy amigos. Al cabo de un par de semanas nos dimos las llaves respectivas, así que la piscina y la pista de tenis, en la practica, se hicieron propiedades comunes. Pasábamos los fines de semana prácticamente juntos, jugábamos al tenis cambiando de parejas, Miguel y yo veíamos los partidos de fútbol juntos por la tele, mientras Charo y Luisa ...
    ... daban largos paseos. Jugábamos largas partidas de bridge... en fin unos vecinos perfectos.
    
    Cuando ya hacia mes y medio que nos conocíamos, un domingo por la tarde, mientras mirábamos el partido por la tele, en el descanso hice algún comentario a cerca de lo rica que estaba la chica de un anuncio. Miguel con mucha calma dijo:
    
    Si, ya sé que te gustan las tetas bien grandes.
    
    ¿Que quieres decir, que ya sabes?
    
    ¡Coño Alberto! No te hagas el tonto. Habría que ser ciego para no notar como mras los pechos de Luisa y como te empalmas con simplemente mirarla.
    
    ¡Miguel! Perdona, no quiero ofender a nadie, pero la verdad es que Luisa es muy atractiva. Si os he ofendido pido perdón.
    
    ¡Que coño ofender! Al fin y al cabo me estas alabando el gusto cuando dices que te gusta mi mujer. Además, parte de la culpa es de Luisa. La muy zorra, como le gustas, te enseña toda la carne que puede.
    
    Miguel siguió hablando y yo me estaba quedando de estuco. Me dijo que el Luisa se querían mucho y se lo pasaban muy bien juntos, pero que no confundían el amor con el goce sexual. Que el goce sexual era una necesidad biológica y que los dos tenían libertad para hacerlo con quien estéticamente les atrajera. De hecho, varias veces se habían montado tríos y hasta orgías con cuatro o más personas. Yo debía estar con la boca abierta y la baba cayendo a chorros. Su pregunta no ayudo a cerrar mi boca.
    
    ¿Te quieres beneficiar a Luisa?
    
    ¡Coño Miguel! ¡Qué pregunta! Luisa es tu mujer.
    
    Mira Alberto, ...
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