1. Toqué el cielo con las manos


    Fecha: 15/03/2023, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Mario Emanuelle, Fuente: CuentoRelatos

    En el momento de esta historia, Teresa tenía 40 años. Rubia natural, de ojos celestes, una mujer que hace dar vuelta a los hombres por la calle para mirarla. Una piel blanca con unas pocas pecas, tetas un poco más grandes que la media que invitan a disfrutarlas, piernas hermosas y una cola muy marcada. Había sido criada bajo normas muy estrictas, sus padres "chapados a la antigua" así se lo impusieron.
    
    A tal punto influyó esa enseñanza que llegó virgen al matrimonio con Mario, a los veinte años. Su único novio y hasta muy poco tiempo antes de este relato, también único hombre, intuía que a pesar de que en los primeros años tenían que hacer el amor con la luz apagada, estaba convencido que ella podía ir a más, no lo sabía a ciencia cierta pero por pequeños detalles, fue entendiendo que debía "encontrarle la vuelta", pero que había, debajo de la comprobada seriedad de su mujer, se escondía una gran amante y ¿por qué no?, una mujer muy sexual, quizás, sorprendente en ese aspecto.
    
    Algunos de esos detalles durante el noviazgo se manifestaban con las enormes calenturas que él le hacía tener apenas con las manos y con sus besos. En cada oportunidad que tenían si quedaban solos, acariciarle su cuerpo equivalía a rápidos orgasmos.
    
    Luego de algunos años de casados, fue logrando avanzar en el sexo oral en ambos sentidos y sin mayores problemas en el anal también. Hasta que unas vez que sus hijos fueron creciendo, tuvo la oportunidad de llevarla seguido a los moteles de la ...
    ... ciudad y de esa forma, iniciarla en su adicción -por entonces- a la pornografía. Con los ojos desorbitados empezó a ver tríos, lesbianismo. Orgías, interracial y todo, la excitaba. Hasta que comenzaron a surgir las inevitables preguntas ¿te gustaría tener dos vergas para vos sola? ¿Querés un negro pijudo? ¿Te calienta estar con una mujer?
    
    Las primeras respuestas fueron las habituales en situaciones similares: "estás loco", "¿quién crees que soy?", "si querés que haga eso es porque no me respetás, no me querés". Pero casi siempre, en el momento de las preguntas, la temperatura le subía muchísimo y un buen día, empezó a responder que... "quizás", "pero tendría que ver bien con quien", "con una mujer solo que ella me haga cosas". Es decir, se había llegado al punto de la tácita aceptación, en el que desapareció la incomodidad y la negativa e iba aumentando la calentura y el estado de excitación pasó a ser casi permanente.
    
    El primer intento de un trío fue casi un fracaso. El tercero tenía muy buen físico, parecía muy experimentado, muy agradable en todos los aspectos, a tal punto que el encuentro en una confitería de la rambla, duró mucho menos de lo que Mario esperaba. Se dio una linda charla, hubo casi un inmediato buen ambiente lo que le llevó a preguntarle a su mujer y a Enrique “¿nos vamos?”.
    
    La primera en ponerse de pie fue Teresa, quien escuchó a su esposo decirle al invitado: "vamos a La Posada, estacioná unas cuadras antes así te pasas a nuestro coche”. En ese tiempo ...
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