1. Perversiones conyugales


    Fecha: 12/02/2023, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... una. Una enorme terraza y el desván. Allí me encaminé. Nunca había tenido interés en ver lo que albergaba.
    
    Casi todo el espacio lo ocupaban los muebles que había retirado al casarse conmigo: camas, sillas, mesitas de noche, alguna lámpara. Al fondo el proyector que había usado el día anterior junto a unas estanterías con aparatos de filmación de diferentes épocas, desde cámaras súper 8 y grabadoras de vídeo a maquinas de fotos. Y un armario grande cerrado.
    
    Un armario cerrado es una tentación, por lo menos para mí, tanto que de pequeña, en casa de mis padres, me había especializado en abrirlos con una horquilla. Así que bajé en busca de una, cuando volví, estaba segura que descubriría lo que había dentro.
    
    Al abrirlo me quedé impresionada. Estaba todo limpio, ordenado, cuidado. Una serie de disfraces, entre ellos los que habíamos usado en la fiesta donde conocí a Mónica. Los había de romanos, de súper héroes, como una media docena para ambos sexos. Pero eso no era lo que más me impactó. En perfecto estado, había una colección de lencería erótica espectacular: ligueros, corsés, bodys de todo color y transparencia, trajes de cuero y de látex, botines y botas por debajo de la rodilla, altas hasta medio muslo. En fin un mundo de fantasía porno.
    
    Había una cajonera grande, antes de investigarla, traje una silla, me senté y me eché un pucho. Me toqué la puerta del sexo y la encontré mojada. Aquella exhibición de erotismo me había excitado.
    
    Cada cajón estaba ...
    ... especializado en un tema: Medias, antifaces, arneses, vibradores, instrumental para el sado como esposas, látigos y otros instrumentos para azotar y en el más bajo una colección de álbums de fotos.
    
    Había dos con imágenes familiares, las típicas de un matrimonio con su hija. Pude ver la historia de mi marido en su anterior vida, viajes, boda, niña pequeña, cumpleaños …, en fin los recuerdos que se guardan. Pero los otros dos eran totalmente diferentes.
    
    Uno era una colección de fotografías eróticas de la primera mujer de mi marido. Las había con todo tipo de trajes y poses. Me quedé impresionada. Era una belleza morbosa que sabía estar ante la cámara.
    
    El siguiente que vi contenía porno erotismo, una pareja, Federico y su esposa haciendo el amor en diferentes posturas y vestuarios, eso sí cubiertos con las máscaras que estaban en el armario.
    
    Entendí la excitación de mi esposo del día anterior con las colecciones que Mónica había traído. Yo pensaba que era un señor puritano y resulta que era un libertino exhibicionista, yo jugando a la niña pura y él aficionado al sado como podía ver en aquellas fotos.
    
    Guardé todo pero dejé al armario abierto.
    
    Volví a la biblioteca y me puse a ojear el cuaderno de dibujos que mi marido mientras le daba vueltas a lo que había descubierto.
    
    Me sobresaltó el teléfono, era Mónica.
    
    “Jefa, ya lo he pagado y he sacado una pequeña rebaja. Cuando quieras te doy lo que ha sobrado.”
    
    “Te veo mañana. Creo que te has ganado que el beneficio de la ...
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