1. Pesadilla en un barco mercantil V


    Fecha: 14/06/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: marinerosado, Fuente: SexoSinTabues

    ... brazos y cada uno es atado a una anilla especialmente colocada en el piso. Cuando pego mi cuerpo quemado siento una quemazón y picor terrible. Me están acostando sobre sal para que me arda el cuerpo. Pura tortura. Preguntan: sed? Asentí con la cabeza. Uno de ellos busca una lata, y para mí martirio, orina en ella. El otro la toma después y hace lo mismo. Me pone un poco sentada en el piso y dice: bebe esto es lo único que tienes. Es obligado y si notas algo te arrepentirás. Acercan el envase y sin poder decir nada, acerco mis labios rasgados y siento picor pero sumisa inicio a beber este líquido tan desagradable. Me obligan beberlo todo. Me acuestan y atan mis pies tambien. Estoy estirada al máximo en forma de equis. La quemazón en mi espalda y las nalgas hacen que me refuerza pero es peor pues me penetra más sal. El sin piedad ante mis gritos seguía metiéndolo tratando de causarme el mayor dolor posible. Ya solo con la irritación de las sal en mi parte era suficiente para un dolor extremo. Agarro los dos anzuelos de mis pezones y los alaba hasta casi unirlos. El dolor se hace insoportable y yo grito como si con ello logro disipar. La bestia seguía encima de mi, insaciable, interminable, inhumano. Luego de mucho tiempo y de destrosarme internamente, siento varios enviones con furia y él se derrama dentro de mi. Se queda quieto con su parte dentro de mi mientras los demas, y no se cuantos, aplauden. Me besa obligada y me dice: esto es poco para lo que a ti te espera maldita ...
    ... puta. Esa oración retumba en mi alma y no contengo las lágrimas. El se para y ordena otro: vamos a voltearla boca abajo. Me sueltan as ataduras y me hacen rodar sobre sal. Me produce un escozor mayúsculo, tengo el cuerpo lacerado entero. Quedó boca abajo en el piso. Mis pezones tocan la sal y grito del ardor. Atan mis manos a las mismas clavijas y así continúan con mis tobillos. Quedó nuevamente en cruz. Siento el peso de alguien que se me acuesta encima. Trato de moverme pero me causo más dolor. No puedo hacer nada para evitarlo. Estoy en una posición inmóvil con todas mis partes expuestas facilitando lo que quieran hacerme. Lloro de la impotencia, de la amargura de no ser tratada como un humano, de la pérdida total de tomar mis decisiones, de que me conviertan en un animal sometido a tantas bajezas. Entre esos pensamientos me despertó la penetración más dolorosa que he tenido. Alguien me acababa de romper culo. Grite desesperada pero esto los éxitos más. Me daba como un animal gozando hacerme daño y oír mis gritos y solo eso porque tenía prohibido hablar. Eran tan fuertes mis gritos que no percibía que alguien seguía balbuceando mi nombre. El tipo encima mío me gritaba: te gusta perra, oigo tus gritos y me emociona saber que te rompo ese culo delicioso que tienes. Y seguía dándome y me preguntaba si estas bestias eran interminables. Y continúo largo rato dándome duro, luego lo sacaba para volver a penetrarme. Nunca mi esposo ni siquiera se atrevió a pedirme esto. Yo tampoco ...