1. Cuarentena preventiva


    Fecha: 11/09/2022, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    ... pi-pillado".
    
    "Ah, esto de los admiradores secretos". Adolfo no era más que un chiquillo enamorado de mí hasta el tuétano que me veía a diario pasear por el barrio, ir a comprar al supermercado, echar la bonoloto en la administración. Su tía, amiga mía, le dijo lo de la excursión a El Burgo, por eso apareció haciéndose pasar por guardabosques. Adolfo no estaba infectado por el coronavirus. Entonces..., ¿qué hacía yo pasando la cuarentena? Y me acordé.
    
    ¡Qué tonta soy, pero qué tonta y caprichosa soy! O sea, no estoy en cuarentena por haber follado con Adolfo, los policías se habían reído de mí sacándome confesiones morbosas, haciendo que les explicase escenas eróticas, pornográficas, se habían divertido. En realidad, me contagié una semana antes:
    
    Me encargué personalmente de hacer la reserva del microbús. Consulté en Google. Aparecieron numerosos artículos con nombres y teléfonos de empresas. Llamé a muchos, pero me parecieron excesivamente caros, excepto uno. Establecí una cita. Llegué al lugar donde supuestamente debía haber una empresa de transportes, aunque era una casa mata con jardín y garaje. Toqué el timbre y, minutos más tarde, salió un vejete con una boina. "Hola", le dije, "vengo por lo del microbús"; "Ah, sí, entre, abra la cancela y entre". El vejete, muy simpático, abrió la puerta metálica corredera del garaje para mostrarme su flamante vehículo. Me dijo que era prácticamente nuevo, que él ya no necesitaba trabajar, que le divertía eso de transportar ...
    ... personas a no demasiada distancia. Hablamos del dinero, fui a pagarle: "Bah, es gratis"; "¡Cómo gratis!", repliqué sorprendida; "¿Trae usted el dinero que le pedí por teléfono?, quédeselo, dígale a su grupo que me lo pagó", ordenó; "No entiendo", respondí; "Tiene usted unas tetas y una boca preciosas", dijo, y lo entendí. Entramos al microbús. Él me explicó lo que quería. Se sentó en el asiento del conductor, lo desplazó hacia atrás para que yo cupiese y cerró la puerta del habitáculo. Me pidió que mis tetas quedarán desnudas mientras lo hacía. Me quité chaqueta, sudadera y sostén.
    
    Él se bajó el pantalón. Me arrodillé despacio entre sus muslos y me metí en la boca su polla, que empezó a ensancharse hasta taponármela, teniendo que respirar por la nariz. "Jolín el vejete, menuda tranca", me dije. Mamé adelante atrás adelante atrás. La escupí unos minutos para poder respirar bien y, de paso, lamer prepucio y frenillo. Ei vejete emitía unos sonoros, cavernosos, resoplidos y gruñía, mientras me masajeaba las tetas, que colgaban grávidas, con fruición. Seguí mamando entonces previendo su inmediata corrida y, en tres o cuatro empujes más, enérgicos pero muy femeninos, es decir, acompañándolos con gemidos, el vejete vertió todo su semen sobre mi legua. Después, como acordamos, abrí mi boca y le mostré su propia corrida mezclada con mi saliva. Quedó contentísimo.
    
    Según me dijo un sanitario con el que hablé por teléfono, a punto yo de cumplir mi cuarentena, el vejete murió con ...