1. Adictas al embarazo


    Fecha: 05/08/2022, Categorías: Incesto Autor: 535xz, Fuente: CuentoRelatos

    ... su cuarto porque se había hecho en la cama. La vez que había aprendido a ir al baño sólo y la vez que había prorrumpido en su cuarto para dormir esa noche con ella por miedo al monstruo de abajo de la cama.
    
    Salió de su micro templo con el siguiente llamado a la puerta.
    
    -Vamos mamá, por favor.
    
    Salió de la bañera tan únicamente vestida con la panty, quitó el seguro y se metió rápido a la bañera, apenas tuvo tiempo de cerrar cuando por fin Leo entraba al baño. Por la mampara pudo ver como su hijo extraía su miembro al tiempo que ella abría la llave del agua, haciéndola lanzar un pequeño alarido del susto al sentir el frío del agua sobre su piel.
    
    -¿Estás bien mamá?
    
    -Sí, es sólo que está muy fría el agua.
    
    Clara se quedó absorta en su pene, el agua se empezaba a calentar y fue cuando abrió el agua fría para atemperar y que se dio cuenta del olor, todo el baño apestaba a panocha materna. A una concha que había exudado fluidos al espiar como follaban sus propios madre e hijo, abuela y nieto.
    
    -Como que huele raro mamá.
    
    -¿Cómo a qué?
    
    -No tengo idea.
    
    -Ha de haber una fuga en la base del excusado, o tal vez se necesite purgar el desagüe.
    
    -Eso debe ser.
    
    Leonardo salió una vez se lavó las manos, en tanto Clara no podía apartar sus manos de su gruta, primero al tratar de opacar el olor lúbrico, y una vez fuera su hijo, porque la sensación de su piel le era necesaria, su mente había escaneado cada milímetro de la tranca de su hijo, su glande cabezón, ...
    ... el tronco grueso y algo largo, aunque debido a la mampara, sólo se había percatado de la silueta, más tuvo que reconstruir la imagen completa de lo visto en la madrugada. Las venas saltadas, el color violáceo del glande, los pelos hirsutos cubriendo esas bolas grandes y pesadas, seguramente ya se habría recargado, ya traía dentro toda esa leche con la que quería regar el interior más profundo de su útero.
    
    No lo podía creer, su lubricidad le había ganado a su instinto de madre, aquella fuerza que era superior a cualquier otra en el universo, había perdido ante la real fuerza de la existencia, la lujuria, la fuerza originaria de la vida. Fue increpada por aquella madre en su interior, la cual estaba horrorizada, pero tal vez no tal vez sólo eran las últimas defensas antes de caer.
    
    Trató de que predominara el agua fría para poder volver a su centro, a su vida de madre abnegada y buena, y lo estaba logrando, cuando de su interior sintió caer una plasta que resbalaba primero por sus labios vaginales, para deslizarse con el agua por sus muslos hasta llegar a sus pies y fugarse por la coladera. Se preguntó qué era eso. Irónicamente se respondió a sí misma, que muy posiblemente era el tapón de su olvidada castidad después de un hijo.
    
    Tardó bastante bajo el agua, lo suficiente para quedarse sola en casa. Tras vestirse, fue a la cocina a prepararse el desayuno.
    
    De la noche a la mañana, toda su vida había dado un cambio completo de trescientos sesenta grados. Se encontraba ...
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