1. Juan y Gabriel (6)


    Fecha: 31/07/2022, Categorías: Gays Autor: Gabriel Vera, Fuente: CuentoRelatos

    ... Besándole todavía, le pasé las manos por las orejas, por las sienes, sostuve su cabeza toda para besar mejor, me fui a recorrer todo su cráneo a besos, volví a donde había empezado, retorné al beso que había dejado en su boca.
    
    Le tocaba ahora a sus hombros, que acariciaba, besaba y lamía, y luego sus pezones, que iba mamando como en la ducha, que fui pellizcando y untando de aceite para chupar fuerte, hasta que se quejara; pero no se quejó, me dejó hacer mientras me sujetaba y apretaba.
    
    Estábamos lado a lado, y empezamos a acariciarnos, a llevar las manos a todos lados, a tocar cuanto veíamos y a descubrir lo que no veíamos. Me llevé las manos a la nariz, por ver si llevaba su olor, y me lamí las yemas de los dedos, untadas de él. Con los pulgares le apretaba desde el pecho al vientre, por reconocer su forma, y con los otros dedos le acariciaba y volvía a reconocer el terreno de los otros encuentros.
    
    Llegué a sus muslos, y me puse sobre él, y a su lado, y debajo, buscándole y buscándome en los dos cuerpos. Íbamos entrelazándonos como sin los miembros no fueran nuestros del todo. Compartíamos la cama, los besos, los brazos y piernas, nos frotábamos. Entrecruzamos los dedos, besé el puño común, la mano nuestra que era de él y mía.
    
    Repetimos los besos y nos juntamos, frotándonos y todavía en silencio. No había nada que decirse, porque ya sabíamos que teníamos permiso para seguir adelante. Nos tocábamos los penes, se buscaban. Los sujetamos y pusimos lado a lado, ...
    ... comparando, besándose ellos también. Probé algo que había oído una vez: me eché atrás la piel y, tomando su pene, usé la piel suya para cubrirme mi pene, menor que el suyo, formando así un solo miembro que compartimos, que yo sujetaba y por el que nos pasábamos una corriente que parecía eterna.
    
    Nos separamos un poco y nos juntamos otra vez, frotando los penes, juntando los testículos, pasándonos el calor y las ganas. Me sujetó las nalgas y me acariciaba con su pene, mojándome con su presemen y su saliva, que me iba dejando donde me lamía. Yo me movía a su compás, tocando donde podía, besando lo que estaba a mi alcance, y lo que no, acercándolo.
    
    Estábamos erectos los dos, las venas de su pene me atraían; me puse a su altura, y miré con atención, las venas hinchadas, la columna de su pene que no pude dejar sin besar en la punta. Junté otra vez mi pene con el suyo, y, sujetándolos con las manos, empecé a masturbarnos, acariciaba, apretaba, mojaba, uno contra el otro y los dos ayudándose. Fui aumentando la fuerza y la velocidad, yo subido sobre Juan, dueño de los dos penes. Sujeté sus huevos y combiné un movimiento y otro, cada vez más rápido, cada vez más fuerte, mientras nuestras respiraciones se acompasaban y aceleraban, porque se acercaba la corrida. Que llegó para los dos, y yo prolongué para los dos lo que pude.
    
    Cuando paramos de echar leche sobre nosotros, mezclando nuestras corridas, le fui limpiando lentamente la polla con la lengua, dejándosela lista para el ...