1. A merced de un desconocido


    Fecha: 06/07/2022, Categorías: No Consentido Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    El camino estaba oscuro, y el auto se desplazaba suave por la carretera sinuosa. Ella estaba al volante, y él la miraba de reojo, cada vez que las luces de la carretera iluminaban el interior del vehículo. Recorría, con sus ojos de búho, sus piernas desnudas (llevaba un short muy corto), los pechos pequeños, y el rostro ovalado de ojos celestes. Ella percibió la tensión sexual de su acompañante, la cual parecía no poder ser contenida en el pequeño interior del automóvil, y trató de distender el momento poniendo música, y lanzando alguna que otra pregunta intrascendente.
    
    Se habían conocido esa misma noche, en una fiesta que había organizado un conocido en común. Él la persiguió toda la noche, sólo consiguiendo un rechazo cortés de su parte. Pero el hombre, ya sea por optimismo, o por estar acostumbrado al amor unilateral, no desistió de su intento, y de alguna manera, se las había arreglado (ante la estupefacción de la chica) para que ella aceptase acercarlo a su casa.
    
    Ella estaba preparada para repeler amablemente cualquier tipo de avance. Era algo que le había enseñado su madre hace mucho tiempo: cuando se encontraba completamente sola con un galán que no deseaba, era preciso dejarlo sin esperanzas, pero sin humillarlo. Los hombres humillados se convertían en bestias.
    
    Él, por su parte, había aprendido de sus hermanos mayores que cuando una minita decía que no, en realidad quería decir que si.
    
    La luna se había escondido detrás de una nube, dejándolos solos en ...
    ... la densa madrugada primaveral. Ante la sorpresa de la chica, el hombre no sacó ningún As guardado bajo la manga. Ningún discurso berreta, ningún intento torpe, ni una sola palabra para endulzarle el oído. Resultó ser más un hombre de acción, y por eso, sin mediar palabras, comenzó a recorrer, con las yemas de los dedos, la piel tersa de la chica. La sintió exquisita, y cada instante que ella se demoraba en frenarlo, él lo entendía como una invitación a meterse por debajo del short.
    
    Finalmente lo apartó con una mano, sin decir nada, concentrada en su camino. Su corazón le latía a toda velocidad, pero cometió el error de no mostrarse ofendida, por lo que el tipo conservaba las esperanzas.
    
    Ella le preguntó si faltaba mucho para llegar a su casa, y él le aseguró que en cinco minutos la libraría de su presencia.
    
    Fueron cinco minutos eternos, donde el tipo, largando el aliento etílico en el rostro de la chica, saboreaba con su lengua el cuello de cisne, y hasta le estampó algún que otro beso en los labios. “si seguís besuqueándome, vamos a chocar”, sentenció ella, para sacárselo de encima. Pero el hombre, con su sexo ya erecto, interpretó que en otras circunstancias la chica cedería.
    
    Llegaron a su destino. Era cuestión de frenar el auto, esperar que aquel animal baje, y ya nunca tendría que lidiar con él. Pero el lugar donde el tipo vivía era desolado, con casas tristes y chatas; con aullidos de perros lejanos, y una oscuridad desesperante, que se intensificaba por la ...
«12»