1. A merced de un desconocido


    Fecha: 06/07/2022, Categorías: No Consentido Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... ausencia de personas a la vista. El hombre se acercó a ella, aparentemente para despedirse, pero cuando le puso la mejilla, él desvió los labios hacía su boca. Enseguida su lengua se frotó con ella, y se abrió camino hasta meterse adentro y sentir el dulce sabor de la lengua femenina, la cual masajeaba con vehemencia. “Me tengo que ir” balbuceó ella, pero el hombre ya se había convertido en bestia. Masajeaba sus tetas con descaro, y acariciaba sus nalgas con desesperación. La chica dijo que no, que no quería. Lo dijo una vez, dos veces, tres veces, y lo repitió hasta que perdió la cuenta, mientras el hombre, entre tironeos, la despojaba de su short, y la obligaba a sentir su erección.
    
    Entonces se dio cuenta que era hora de aplicar su filosofía de vida, aquella que su madre nunca le había enseñado, sino que había aprendido, por las malas, en el difícil camino de la adultez: “Solo los fuertes sobreviven” se dijo mentalmente, y se repitió ese mantra, una y otra vez, mientras el tipo le bajaba la tanga, y enterraba un dedo en su sexo. “Sólo los fuertes sobreviven”, se decía, cuando el tipo la instó a practicarle sexo oral. Tenía olor fuerte, y era muy asimétrica y pequeña. Le pareció repugnante, pero aferrada a su filosofía, se la llevó a la boca, y la chupó como habrían de hacerlo las mejores putas.
    
    El hombre estaba extasiado por la predisposición de la chica. No le molestaba en absoluto que en su bello rostro ...
    ... ovalado no se reflejara ni un ápice de excitación, sólo le importaba su entrega. Saboreó su clítoris, mientras esperaba a que su falo se endurezca de nuevo, y cuando este por fin despertó, la hizo sentarse encima de él, y la penetró, mientras ella se hamacaba, tratando de convencerse de que no estaba siendo violada.
    
    De repente, un ruido la exaltó, y mirando hacia el exterior se dio cuenta de que tenían espectadores. Pensó que eran ladrones, y le dio miedo. Pero luego pensó que era el momento ideal para deshacerse el tipo. ¿Quién iba a querer seguir cogiendo con unos mirones encima? Lo despediría, le prometería que volverían a verse, y aceleraría su auto sin mirar atrás.
    
    Pero los mirones (eran dos) saludaron al tipo que todavía estaba con el sexo adentro de ella. Intercambiaron palabras que no entendió (estaba aturdida de tanta realidad) y se subieron al auto. Entonces entendió: estaba totalmente desnuda, siendo poseída por ese desconocido, y había dejado que dos desconocidos más suban al auto a mirar el espectáculo, sin que pronunciase una sola queja (las quejas solo estaban en su cabeza). No le cabía duda de qué sucedería una vez que el tipo eyacule por segunda vez. Miró el espejo retrovisor. Los dos mirones se tocaban y lamian los labios mientras observaban la escena. Pronto querrían su turno, “Solo los fuertes sobreviven” se dijo nuevamente, y cerró los ojos. Quizá cuando los abra, todo resultaría ser un sueño. 
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