1. La vi crecer (Capítulo 3)


    Fecha: 26/06/2022, Categorías: Incesto Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... nada —dije yo.
    
    —¿Pensás que algo va a cambiar después de esta pandemia Eze? —Preguntó ella. De repente se había puesto seria.
    
    —Creo que vamos a ser los mismos pendejos de siempre, sólo que ahora vamos a tener más cuidado a la hora de estornudar.
    
    —Pienso lo mismo. No cambiamos más.
    
    —¿Estás bien?
    
    —¿Y por qué no iba a estarlo? Sólo me pongo pensativa a veces.
    
    —Me parece muy bien. No basta con ser bonita para salir adelante en este mundo.
    
    —Ya lo sé Eze...
    
    Terminamos de comer, y nos sentamos en el living a ver la tele. Lelu trajo otra botella de vino.
    
    —¿No será mucho? —dije. A mí apenas me habían hecho efecto las copas que tomamos, pero a Lelu ya se la notaba muy alegre.
    
    —No pasa nada Eze. Sólo una copita más. Además, estamos en casa. No tenés que preocuparte porque me vaya a cruzar con algún degenerado que se aproveche de mí.
    
    —No, claro.
    
    Lelu llenó las copas.
    
    —Eze vos te casaste con mamá apenas te separaste de tu mujer ¿no?
    
    —Sí, de hecho, conocí a Carmen cuando todavía estaba casado.
    
    —Qué pillín… ¿Y antes tuviste muchas novias?
    
    Estábamos sentados uno al lado del otro. Cuando me preguntó esto, Lelu golpeó mi pierna con su rodilla.
    
    —No tanto, me junté con Marta a los veinte años. Antes había conocido a unas cuantas mujeres, pero nada importante.
    
    —Marta… que nombre de vieja agreta. —Se burló Lelu.
    
    —Al principio era una mina copada. Pero de a poco se fue transformando. Era paranoica, me celaba mucho, no me dejaba ...
    ... respirar.
    
    —¿Era paranoica? —Lelu rio mientras tomaba otro largo trago de vino—. ¿O era perceptiva? Al final algo de razón tenía, vos ya estabas con mamá.
    
    —No estaba con tu mamá, te dije que sólo la conocía
    
    —Es lo mismo, ya te la estabas chamuyando ¡Sos un viejo tramposo! —pareció enojada cuando dijo esto, pero enseguida su gesto se suavizó—. Mentira, cuando el amor surge no hay nada que se pueda hacer —dijo, mirándome a los ojos.
    
    —Exacto —afirmé —. ¿Y vos? ¿Estás enamorada?
    
    —No, por suerte ese virus no se me pegó. Pero hay muchos que aseguran estar enamorados de mí.
    
    —Ya lo creo —susurré.
    
    —Voy a poner música. No sé cómo no te cansas de ver el noticiero.
    
    —Los viejos amamos ver el noticiero.
    
    —Que tonto, te dije viejo en broma. Todavía sos joven.
    
    Lelu puso a todo volumen un reggaetón escandaloso.
    
    Se paró, con la copa de vino todavía en la mano. Comenzó a bailar frente al televisor. Llevaba el mismo pantalón de jean que se había puesto para salir al supermercado. Sus caderas se movían sensuales al ritmo de la música.
    
    No prestaba atención a mi persona. Sólo se dejaba llevar por la inercia del ritmo, y por el alcohol que corría por sus venas. No pude evitar mirarla, con regocijo. La costura de la parte trasera del pantalón se perdía entre sus nalgas. Sus pechos se mantenían firmes a pesar del continuo movimiento. Las piernas torneadas se desplazaban con agilidad. Lelu tomó otro trago de vino, y un poco del líquido se resbaló por su barbilla. Rio, un tanto ...
«1...345...»