1. Enseñando a la joven Carolina


    Fecha: 30/05/2022, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... sus pechos, pero después fui pasando mis manos por todos lados: sus brazos, su tripa, su cintura... Para bajar a sus pies y masajear de abajo arriba. Estaba empapada en aceite y cuando llegué entre sus muslos vi que también tenía el coño empapado. La masturbé bastante rato y después le pedí que se diera la vuelta. Cogí otra toalla, la enrollé y se la puse bajo la cintura para levantar su culo, quedando sus dos agujeros a la vista. En cuanto la tuve así quise penetrarla, pero tuve paciencia.
    
    Igual que hiciera por delante, empecé a masajear sus brazos, sus hombros, cada centímetro de su espalda... Y cuando llegué a la cintura volví a bajar a los pies e hice el camino inverso hasta su culo. Agarré con mis manos llenas de aceite sus nalgas, las apreté y solté repetidas veces, pasé la mano por la raja de su culo lentamente hasta que llegué a su año. Cogí el lubricante, le puse una buena cantidad en el ano y suavemente empecé a masajearlo por fuera, haciendo círculos mientras con la otra mano metía dos dedos en su coño. Entre el masaje y los dedos que jugaban en su coño estaba completamente relajada y lo aproveché para ir metiendo el dedo en su culo hasta llegar al fondo. Lo mantuve metido un poco para que su ano se acostumbrara y después lo saqué e hice lo mismo con dos ...
    ... dedos.
    
    Era un culo virgen y por tanto le molestó un poco en algún punto, pero conseguí ir abriéndome paso y dilatándolo mientras ella disfrutaba. En ningún momento dejé de masturbarla vaginalmente y tardé mucho rato en conseguir meter 3 dedos sin que le doliera. Ya estaba, saqué las manos, me apoyé sobre ella y lentamente se la metí por el culo, muy poco a poco hasta tenerla entera dentro. Igual de despacio la saqué y repetí el proceso unas cuantas veces hasta que sentí que su culo se había acostumbrado. En ese momento empecé a aumentar un poco la velocidad cada vez que la volvía a meter. Era evidente que estaba disfrutando, pero para que le gustara más le dije que se pusiera a cuatro patas y se masturbara el clítoris mientras seguía follandome su culo. Sus gemidos empezaron a subir en tono y frecuencia hasta que, temblando, llegó al orgasmo. Yo seguí un poco más penetrando su culo hasta que me corrí en él.
    
    -¿Qué te ha parecido el anal? Le pregunté.
    
    -Me ha gustado mucho, has sido muy cuidadoso. Prefiero la penetración vaginal, pero hacer ambas es genial.
    
    Desde aquel día Carolina y yo nos veíamos de vez en cuando y nos dejábamos llevar por la pasión y la lujuria. De esa manera yo podía disfrutar de buen sexo durante mi soltería y ella aprendía y explorada el mundo del sexo. 
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