1. Deosamo: Mala Jornada


    Fecha: 20/07/2017, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... le importo que subieran su alquiler e hizo una reclamación al agente inmobiliario por mentir sobre ello, era una práctica ilegal que una agencia inmobiliaria hiciera eso. Y lo consiguió, después de haberle dicho que era policía y tenía relación con Sarah Bilman, la cual conoció cuando “cancelo” su multa, sin saber quién era ella. Se habían vuelto amigas cuando la encontró nuevamente en una discoteca del centró mientras patrullaba. En ese entonces era abogada particular, celebre entre la comunidad de Downtown, coincidentemente el distrito donde se asentaba el apartamento, por poner freno a tres inmobiliarias por incumplir con lo que estipulaba la reglamentación vigente. En dicha reglamentación, estaba escrito que todos los detalles de la residencia debían ser conocidos por el inquilino a través del contrató de la empresa. Y soló bastó con una llamada para que ese afeminado estuviera cerca de mojar sus pantalones, pensó orgullosa de ella y su amiga. A veces, Sarah es mucho más perra que yo. Eso lo había visto de primera mano, cuando arruinaron la vida de ese hombre por querer pasarse de listo con Los Higgins. Abrió la puerta de entrada e ingresó al ascensor. Apretó el botón que la llevaba al cuarto piso, el último del edificio, y subió. Calor. ¿Calor? Hacia dos días que la primavera acabó. El clima no había estado frio, pero tampoco excesivamente caliente. No como en verano, en donde la ola de calor que asoló la ciudad, la estación pasada, había sido abrazadora. Pero ...
    ... reconocía que hacia un poco de calor en el ascensor. Tienes calor. Estaba mal antes. Si, hacía calor. Mucho calor. Corrección: mucho calor. Tanto que sudaba cuando las puertas de metal laminado del ascensor se abrieron. Mucho calor. Lo hacía. -¿Qué diablos? -Salió al pasillo con mareos, deseosa por llegar a la puerta de su residencia. El calor se volvía tan insoportable que no podía caminar un paso más. Apoyó su brazo en una pared y se sentó de espalda contra la misma -¿Cómo es posible que haga tanto calor? -No tenía lógica. La tiene. ¿Lo hacía? Si. Tu ropa es la responsable. -¿Mi ropa? -Repitió con voz vencida, como un estudiante de bachillerato cuando un profesor le muestra que su respuesta al examen de matemática era equivoca mientras la suya era la correcta. Si. Tu uniforme es tan abrigado que necesitas quitártelo para aliviar el calor. Soy una idiota. Es tan obvio. El sudor resbalaba por su frente, mientras ella comenzaba a desabotonar su camisola, por segunda vez en más de una hora. Sus pechos se liberaron de la cárcel de tela, ella notó que sus pezones estaban erguidos. ¿Que mierda? Estoy por sufrir un desmayo por un golpe de calor extremo, ¿pero sigo excitada? No tenía tiempo para esclarecer su extraña e imprevista libidinosidad. Rebecca se quitó del todo la camisola y se sintió ligeramente aliviada, pero no por completo. Su pantalón fue su siguiente objetivo. Al principio, no encontraba la hebilla del cinturón y eso la desesperó todavía más, cosa que cambio cuando lo hizo. ...
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