1. El profesor de Valparaíso


    Fecha: 13/05/2022, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Vinamarino1960, Fuente: CuentoRelatos

    ... potente calor de la cantidad inmensa de semen que tiro el dentro de sus paredes. Quedaron ambos seminconscientes, ambos pegados el uno al otro, hasta que lentamente se separaron sus sexos. El siguió sobre ella respirando ambos al mismo son, hasta que se quedaron dormidos uno arriba de la otra.
    
    Antes de quedarse dormido, Francisco Javier le dio las gracias en su pensamiento a su tío urólogo, por todas las clases y manejo de la musculatura pelviana y urinaria para demorar y/o retardar la eyaculación.
    
    Efectivamente María Pía, fue el inicio de una serie de increíbles y maravillosos encuentros sexuales para él.
    
    Ella se llamaba Francisca Ignacia. Lo conocía desde que tenía 10 años y el 18. Llego a su casa acompañado de su hermano mayor, pues había entrado a estudiar junto la misma Carrera profesional, en la Universidad de Playa Ancha. A los 12 años se transformó en su amor platónico, cuando se dio cuenta que le daba vergüenza y el rubor la inundaba, cuando él llegaba a casa y la saludaba con un beso en la mejilla y diciéndole siempre alguna frase jocosa que en vez de hacerla reír, la ruborizaba más y se obligaba a escapar de su lado. En esa época se sentía y veía poco agraciada de manera anatómica, en comparación algunas de sus amigas y compañeras de curso del Colegio Sagrados Corazones. Aunque era rubia y de cabellos largos, ojos celestes, preciosa nariz, color de piel blanca, alta para su edad, ella se consideraba que era muy delgada en toda su anatomía y eso a esa ...
    ... edad la hacía sufrir mucho.
    
    Sin embargo era totalmente distinto a lo que ella creía de sí, lo que pensaba el resto de las personas. Mujeres y hombres que la veían y/o la ubicaban de cerca o de lejos, estaban de acuerdo que era una niña mujer muy bella y con una inocente sensualidad que generaba un arcoíris de sensaciones y emociones. Sus senos hermosos y sus nalgas potentes y proporcionadas, destacaban con fuerza a través de la sinergia de sus bellas y torneadas piernas. Amor u odio. Lujuria o castidad. Cerca o lejos. Amarla olvidarla. Con ella no se podía tener términos medios. Era un potente imán que atraía o repelaba.
    
    Cuando vio por primera vez a Francisco Javier en su lugar de estudio, quedo estupefacta. Lo miro hasta que se perdió de su vista y de inmediato supo que tenía que hacer. Su húmeda vagina se lo estaba señalando. Fue al baño de mujeres, el más alejado de los que había en el establecimiento. Se aseguró y espero a poder entrar al cubículo más extremo y que ya no hubiese nadie. Entró, cerró la puerta. Se bajó los pantalones junto con su calzón y se sentó con las piernas lo más abiertas posible. Sintió el líquido pegajoso de su vagina escurrir por su vagina, mientras metía la mitad los dedos índice y medio de su mano derecha en ella, para inmediatamente doblarlo en garfio y empezar a empujar y soltar, estimulando así, su ya conocido y domado punto G. En 30 segundos su cuerpo estaba temblando de una manera descontrolada y su boca apretada hasta morder sus labios ...
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