1. Juan y Emilio me volvieron a enfiestar


    Fecha: 10/05/2022, Categorías: Gays Autor: Qurioson, Fuente: CuentoRelatos

    Unos días después del trío con Juan y su amigo Emilio, me sorprendieron con una llamada, estaban los dos juntos un viernes y se les ocurrió repetir, me dijeron que se habían quedado con ganas de cogerme más y me preguntaron si a mi no me pasaba lo mismo, y la verdad es que me había quedado gusto a poco, quería más porque sabía que podíamos hacer entre los tres muchas cosas que nos den placer, y en un par de horas como estuvimos, no se podían concretar.
    
    Me di una ducha y fui para la casa de Emilio, donde me iban a estar esperando, al llegar, me recibieron los dos en ropa interior, me hicieron desnudar mientras ellos se terminaron de sacar lo poco que tenían puesto, nos metimos en la cama, yo en el medio y obvio, ellos a mi lado, enseguida se dedicaron a mi, empezaron chupándome los pezones, cada uno se ocupó del de su lado, y acariciándome todo el cuerpo, me sentí muy deseado, esos dos hombres maduros succionando mis tetillas y manoseándome a cuatro manos, me encantaba ser el motivo de atracción de esos dos machos, les agarré las pijas a los dos y los pajeaba mientras me besaban las tetas, el cuello, la boca, me sentía volar de la calentura, mientras sentía la yema de un dedo, vaya a saber de quién de los dos, acariciar mi hoyito, apoyarla suavemente en mi agujerito y de a poco ir introduciendo el dedo, yo con los ojos cerrados, deliraba de gusto.
    
    En eso Emilio me hizo poner de costado frente a él, me pidió que lo mire bien a los ojos, comenzó a tironear mis pezones ...
    ... que como siempre, estaban re duritos y a todos los machos les encantaba pellizcarlos y retorcerlos, eso me enloquecía, Juan quedó atrás mío y se acomodó de costado, bien pegado a mi, mientras me besaba el cuello y lamía, una oreja, empezó a apoyar en mi cola esa enorme y hermosa verga que ya estaba bien dura y parada, y no dejaba de acariciar mis piernas, mis caderas, mis nalgas, Emilio miraba extasiado mis reacciones y mi forma de gozar, sobre todo cuando Juan me calzó la cabeza de su pija en el borde de mi ano y empezó lentamente a introducirla en mi culito, en eso sentí como mi macho, me metía esa anaconda y me hacía ver las estrellas, Emi disfrutaba escuchar mis gemidos, y cada tanto ahogaba mis grititos besando apasionadamente mi boca.
    
    Me hacían sentir tan puto y tan feliz de serlo, mi mente se ponía en blanco y perdía totalmente la noción de lo que pasaba, solo podía gozar, era como perder la voluntad, solo me dejaba llevar por esos maravillosos hombres y me dejaba hacer todo lo que ellos querían hacerme.
    
    Escuchar las cosas calientes que decían y como me llamaban, puto, putito, marica, no hacía más que ponerme más caliente y dispuesto a que me cojan y me hagan comer las dos vergas. Me repetían constantemente.
    
    -Como te gusta la pija, maricón. Que putazo sos, hoy te vas a comer las dos pijas otra vez, puto. Te vamos a llenar de leche mariquita. Te vas a ir bien cogido a tu casa.
    
    Oír todo eso me hacía calentar muchísimo y casi no podía evitar acabar como una ...
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