1. No hay agenda con el urólogo


    Fecha: 27/04/2022, Categorías: No Consentido Autor: ALEJOGOMEZ6991, Fuente: CuentoRelatos

    ¡No hay agenda! Me respondía la señorita asesora del centro de salud a la solicitud de una cita con el médico el especialista el Urólogo, lo cual no era de extrañarse. Lo sorprendente seria que después de dos horas de camino y otras tres horas de espera para llegar el turno de atención me dijeran “Si Don Ricardo su cita para cuando la quiere” pero esa respuesta nunca la había escuchado y hoy no sería la excepción.
    
    Por lo que me retire calmadamente por una sencilla razón, la sonrisa de la señorita asesora que muy gentil y toda linda se disculpaba mientras me informaba el inconveniente, se llamaba Alexandra y su gentileza estaba en vuelta en una dulzura que era imposible para mi disgustarme con ella, además su juventud me hacía admirarla aún más, detallándola era una mujer de unos 28 años, de cabello largo negro igualmente delgada con una piel blanca y fresca propia de su juventud que me hacía imaginar su suavidad. Tal vez por eso el ir a pedir una cita se había convertido en un plan, que aunque desagradable por el resultado, era un recreo para el ojo porque no era la única chica bonita tan bien había otra asesora que se llamaba Lady Katherine quien se robaba más de una mirada por su cuerpo armonioso.
    
    Una señorita de unos 23 años, de cabello largo con iluminaciones, piel blanca y más bien alta, pero sus mayores atributos que no pasaban desapercibidos a pesar del uniforme era una contorneada cadera que hacia babear a más que un paciente. Y particularmente cuando me había ...
    ... tocado su atención de Lady Katherine me había me enfocaba en ver su blusa y no precisamente porque fuera bonita la blusa sino porque hacía ver unos generosos pechos que además entre botón y botón en su torso se hacía una pequeña abertura que permitía ver algo de su brasier blanco lo cual se me hacía agua la boca. Sin embargo Lady Katherine era un poco más seria que Alexandra o más bien presumida, era evidente que le gustaba llamar la atención por lo que era algo coqueta en su andar por los pasillos del centro de salud, generando una que otra mirada morbosa que no a muchas mujeres les caía en gracia.
    
    Volviendo a mi realidad me devolvía nuevamente a mi vereda en el campo sin la cita asignada como muchos otros pacientes, aunque a diferencia de la mayoría se podía decir que me devolvía un poco revitalizado como si me hubiera tomado a mis 57 años un par de pastillas de viagra, el problema es que no tenía con quien desfogar esa lujuria, solo con una masturbada a solas imaginando como seria fornicar con Alexandra y Lady Katherine dos terneritas que ameritaban ser parte de mi ganado de crianza. Y es que a pesar de mis años aun la herramienta estaba funcionando, solo que pedía a gritos una piel joven, delicada que pudiera acariciar con mis manos grandes y ásperas causadas por mi trabajo duro.
    
    Así pasaron varias idas y venires al centro de salud una veces me tocaba Alexandra otra veces Lady Katherine pero el día malo era que me tocara otra asesora o lo peor que me tocara un hombre ...
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