1. Autobiografía sexual (Parte 6): Tras las rejas


    Fecha: 25/04/2022, Categorías: Confesiones Autor: LorePadilla, Fuente: CuentoRelatos

    ... idea.
    
    Sin demorarnos más, fuimos al baño. Preparé el agua, nos metimos a la tina y nos relajamos yo a un lado y él del otro, aunque conforme nos sentíamos descansados, nos acercamos para encender la llama de nuevo con ricos besos de boca y en el cuello. Adrián también me obsequió una rica mamada de senos, me puso la piel chinita y me paró los pezones.
    
    Hasta ese momento, era la mejor cogida de mi vida y se lo hice saber. Cuando se lo dije, se levantó de la tina y me puso la verga en frente.
    
    —Aún no es todo lo que puedo dar.
    
    —¡Uy! Qué rica amenaza.
    
    —Pero antes quiero que me hagas una rusa.
    
    —Con todo gusto, guapo.
    
    Sus deseos eran órdenes para mí. Su polla estaba un poco flácida, debido al efecto del agua, supongo, pero la froté entre mis pechos y la metía en mi boca de vez en cuando. Adrián ponía de su parte moviéndose para que su pene pasara entre mis tetas como si se metiera una salchicha en pan para hot dog.
    
    Después me pidió que me pusiera en pie y luego de hacerle caso, me volteó para darle la espalda y me la metió sin aviso. Yo me encorvé porque sentía resbalarme y me apoyé agarrando con ambas manos el filo de la tina. Por su parte, Adrián tenía los pies bien firmes en la tina y me sostenía de las tetas al penetrarme duro y sabroso.
    
    —¡Ay, papi! ¡Más, más! ¡Dame más duro! ¡Mmmm!
    
    De repente, sentí sus manotazos en mis pompas. Yo gritaba de placer, pero poco a poco empecé a gritar de dolor porque lo hacía constantemente y muy fuerte. Me mentalicé ...
    ... para una cogida hardcore debido a su amenaza y lo pesada que estaba su mano al golpearme, sin embargo, me estaba debilitando un poco y casi me resbalaba.
    
    Adrián me sostuvo por suerte y me dijo que continuáramos en una habitación, así que lo llevé a la mía. Nunca me imaginé que él quisiera llevarme a mi recámara teniéndome penetrada en la posición en la que estábamos, yo tenía que guiarlo y dar los pasos al mismo tiempo. Fue loco, divertido y rico.
    
    Una vez que entramos a mi cuarto, me arrojó a la cama y me siguió nalgueando fuerte. En eso, se detuvo y me dirigió la palabra.
    
    —Ponte tu atuendo de sirvienta.
    
    —Lo que diga mi rey.
    
    —Dices que tienes veintiún años, ¿verdad?
    
    —Así es.
    
    —Y ¿cuánto ganas?
    
    —No mucho —respondí diciéndole la cifra aproximada mientras me vestía de sirvienta.
    
    —Es muy poco en realidad.
    
    —Pero te confieso que recibo más por lo que ya te conté —dije haciendo referencia a la innegable esclavitud sexual a la que estaba sujeta por el señor Romanin.
    
    —Bueno, algún día saldrás de esta. Ahora ponte en cuatro.
    
    Con los pies en el límite de la cama me empiné a su gusto y él me penetro despacio, pero propinándome nalgadas bastante duras que hicieron que expresara mi incomodidad.
    
    —¡Ay! Adrián, me está doliendo.
    
    —Pero ¿no te gusta?
    
    —¿Tú coges así de sádico?
    
    —Sí. Bueno, me falta más por mostrar. Solo quiero ver qué tanto toleras.
    
    En vez de parecerme una explicación, lo tomé como un reto.
    
    —Tú sigue, papi. Yo te diré cuando ya ...
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