1. Los ejercicios nocturnos de mi madre (2)


    Fecha: 24/04/2022, Categorías: Voyerismo Autor: Gerardjking, Fuente: CuentoRelatos

    ... feliz de estar entre mis pechos.
    
    —Sonríe para la cámara, puta. Les mostrare el video a mis amigos para que también vengan a follarte.
    
    —Si, por favor, que quiero más vergas para mí. Más vergas para mi boca, más vergas para mi coño y más vergas para mi culo.
    
    El apetito de mi madre esa insaciable. Creo que su destino es ser usada como contenedor de semen hasta el día de su muerte; y yo seguiré espiándola y jalándomela con placer y culpa.
    
    —Vamos, perra. Muestra para lo que sirve esa pinche boca tuya.
    
    La boca de mi madre solo sirve para tragar vergas, y eso fue lo que hizo. El miembro de ese cabron era gigantesco, tal vez 21 cm o más, y la puta de mi madre se lo metió todo a la boca de un bocado. Y lo mantuvo adentro por varios segundos hasta que los ojos se le pusieron en blanco. El cabron solo se reía de mi madre.
    
    —Eres una excelente mamadora, tu hijo debe de estar orgulloso de su mamita.
    
    —Gracias, amor —le dijo mientras recuperaba el aliento. Creo que se excitó más cuando me mencionaron. Que guarra es. Ser una puta no le basta, debe de ser una madre bien puta.
    
    —Vamos. Mama, lame, chupa y traga. Que sé que te encanta, pinche guarra, vamos traga.
    
    Ella obedecía a las órdenes de su macho. Él disfrutaba de los labios de su puta. Yo me masturbaba viendo como mi madre se tragaba toda esa barra de carne con tanta desesperación, placer y facilidad.
    
    —Detente, perrita. Ya me canse de tu boca, ahora quiero tu coño.
    
    —Mi coño húmedo es tuyo, papi.
    
    Se ...
    ... levantó, se dio la vuelta y se quitó el pantalón deportivo. El negro abrió bien la boca al ver el culo de mi madre. Extendió los brazos para manosearlo, nalguearlo y meterle los dedos por sus sucios agujeros.
    
    —¿Te gusta tu cena, amor?
    
    Me dieron ganas de decirle que sí. Me gusta tu culo, mami. Me gusta ver cómo te lo destruyen. La idea de pensar en eso hizo que me viniera en la pared del baño, pero continuaba teniendo la erección. Era imposible perderla en este momento.
    
    —¡Me encanta, zorrita!
    
    Mi madre se sentó sobre la verga de aquel mugroso hombre, soltando un gran gemido que hizo eco por todo el baño. Se apoyó en las paredes de cubilo y empezó a moverse como si estuviera bailando: de un lado para otro, sacudiendo el trasero con esa tremenda verga adentro de su coño. Desde mi posición no podía ver mucho. Estaba pegado a la pared, sintiendo un asco profundo por lo sucias que estaban. No podía ver la cara de placer de mi madre, no podía ver como penetraban su coño, pero si podía ver sus grandes tetas rebotar en el aire. Pero eso se terminó cuando ese pinche negro agarró las tetas de mi madre, para apretarlas y retorcerle los pezones.
    
    —¡Grita para mí, putita!
    
    Ella gritaba entre dolor y placer, mucho más placer que dolor.
    
    —Párate. Apóyate en la puerta y abre bien tus nalgas.
    
    Y como no, mi santa madre obedeció. Tanto su amante como yo nos quedando embobados viendo su ano, donde ya muchas vergas han entrado.
    
    El hombre se levantó, se tomó su tiempo para ...