1. La sorprendo desnuda, me sorprende dándome el culo


    Fecha: 24/03/2022, Categorías: Masturbación Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... embestidas semi lentas, pero ella me pido más potencia que luego se convirtió en un taladrar intenso. Tenía los brazos extendidos contra la pared de la regadera, su cuerpo hacia adelante dejándome bien expuesto su rico culo. Yo literalmente le sacaba toda la verga y se la estrellaba hundiéndosela hasta que sus nalgas pegaban contra mi pelvis. Se oía ese chasquido de la fricción de mi verga y su culo, y el cacheteo contra sus nalgas y luego Ethel me lo anuncio: ¡No pares Tony, que me vengo! -aquella última vocal le salió alargada y veo cómo vive ese orgasmo que se le extiende por toda su espalda y sus glúteos conllevan unos espasmos incontrolables. Ethel gime, parece que llora y yo no paro de embestirla hasta que exploto con mi segunda corrida y le lleno el culo con mi leche. Se sienta y lo expulsa y veo mi esperma fluir por el desagüe. Me sonríe con una mirada picara y me dice: ¡Nunca lo había logrado… venirme así!
    
    Nos aseamos y esta vez nos fuimos hacia su cama, pues la mía estaba llena de todas nuestras segregaciones sexuales. Descansamos un poco y luego regresamos al tercer round, al cuarto y hubo un quinto a eso de las tres de la madrugada. Cogimos como quisimos y Ethel, esa chica que me parecía muy conservadora y recatada me mostró en ese día, que sabía coger como una gran diosa. Aquella madrugada me montó, lo hicimos analmente una vez más donde ella me montó a la inversa dejándome ver como se lo perforaba. En esa posición Ethel acabó tres veces seguidas lo cual ...
    ... hasta ella misma se sorprendió. En posición de perrito la hice acabar otras tres veces y creo que esta es la posición preferida de Ethel… no creo, ella me lo dijo. Después de esta ocasión solo la volví a coger una vez más, pues ella vivía en Boston por aquel tiempo. Siempre nos recordamos de esas ricas culeadas pues siempre hemos tenido contacto y nos alejamos pues ella eventualmente se casó y ahora tiene un par de hijos.
    
    Con Ethel siempre hemos tenido pláticas eróticas pues también nos recordábamos de su hermana y el tío que eran un terremoto cuando cogían. Ambos los habíamos escuchado coger cuando los visitábamos y le decía a Ethel que ella era tan bulliciosa como la tía. También le dije que después de la cogida me fui con el miedo que quedara embarazada, pero después ella me dijo que tomaba las píldoras. En cierta ocasión le conté que la había escuchado masturbándose y viviendo ese orgasmo esa tarde de verano cuando la vi por primera vez desnuda. Ella me preguntó:
    
    -¿Te excitó?
    
    -¡Claro… me provocaste tremenda erección!
    
    -¿Por qué no me dijiste nada?
    
    -¡Me dio pena… no te conocía!
    
    -Si te hubieses aparecido en ese acto, capaz te hubiese pedido que me cogieras.
    
    -¡La verdad que me dio pena!
    
    -Pena sentí yo… creí que si me habías escuchado… no sé, estaba segura de eso. Creo que me gustó la idea de pensar que me habías escuchado… desde entonces se me metieron las ganas de cogerte.
    
    -Yo desde que te vi la primera vez.
    
    -¡Eras un mocoso!
    
    -Pero mira, ese ...
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