1. El vecino se divierte


    Fecha: 16/03/2022, Categorías: Hetero Autor: salieri, Fuente: CuentoRelatos

    ... despeinado y tendría una risa estúpida mirando a la jovencita con descaro. Los muelles del sofá se volvieron a quejar por el peso.
    
    - Venga, arrodíllate. Quiero ver que eres capaz de hacer con esos labios carnosos que tienes y con tu lengua de guarra. Saborea bien que te va a gustar.
    
    La chica lo empezó a hacer porque mi vecino empezó a soltar bufidos entrecortados. Los acompañaba con algún: “Menuda boquita” o “Más, puta, más”. Los muelles chirriaban rítmicamente e imaginaba al gordo con sus manos tras la nuca de la chica obligándola a que cada vez tragara más. Puede escuchar alguna arcada de la chica y como alguna vez escupía para salivar el miembro del vecino.
    
    - ¿te gusta chupar? ¿Sabes qué te va a gustar más? El beso negro. Mi vecino debió de moverse en el sofá para acomodarse por los muelles se quejaron como nunca antes.
    
    - ¡Venga! Mete tu cabeza y tu lengua o lo tendré que hacer por la fuerza.
    
    Era una imagen que no quería tener. Mi vecino con las piernas para arriba mostrando su culo peludo mientras la chica metía su cara y lengua para llegar a su ano. Los bufidos del vecino volvieron a inundar la habitación continuando con su retahíla de insultos. Debía de estar disfrutando porque durante un rato, solo se escucharon gemidos lastimeros de mi vecino. Volví a buscar el móvil para ver si Amanda llegaba pero no tenía ningún mensaje. Se habría retrasado en el trabajo, o tal vez, se había encontrado a alguien y se le había hecho tarde. Casi hasta agradecida que ...
    ... estuviera perdiéndose la acción del vecino. La situación no acababa de ser cómoda y pasábamos un rato raro sin saber muy bien que decirnos. Además, hoy, se había incrementado al decidir qué hacer en el salón. Parecía que el tío lo había pensado así para que se escuchase mejor.
    
    - Eres una muy buena puta con esa boca. Ahora súbete y cabalga. Y no se te ocurre tocarme con esos labios de guarra que tienes ahora, porque te pegó dos bofetadas. Súbete que quiero acabar y no me quiero cansar.
    
    Los muelles del sofá volvieron a rechinar al compás de los movimientos de la chica. Este sonido se mezclaba con los bufidos del vecino y algún que otro gemido de la chica que iba ganando terreno. Mi vecino debió de enfadarle los gemidos de ella, y le dijo que no gimiera, pero a ella se le seguían escapando de forma furtiva.
    
    - Si no sabes estar calladita mientras follas conmigo, tendré que enseñarte. Yo no soy tu novio para que te dediques a armar escándalo. Quítame los calcetines y mételos en la boca. No quiero escuchar sus gemidos de zorra.
    
    Estoy seguro que la chica lo hizo. Volvieron los chirridos y los bufidos de mi vecino pero no escuché ningún gemido más. El ritmo fue en aumento y mi vecino ya no se cortaba con los insultos. Me imaginaba a la chica cabalgando sin poder soltar un gemido con las manos y boca del vecino recorriendo todas sus partes del cuerpo.
    
    Sonó un último bufido antes de que todo volviese a quedar en silencio. Todos sabemos lo que pasó.
    
    - ¿Te ha gustado, ...