1. Obsesión cornuda, Liz (Parte 1)


    Fecha: 11/01/2022, Categorías: Intercambios Autor: Homelander, Fuente: CuentoRelatos

    ... él se echó a carcajear, ella reía tímidamente solo un poco
    
    César: es el precio por chupar mi deliciosa verga – decía cómicamente
    
    Liz: lo valió jajaja – decía cómicamente y la verga me dio un salto
    
    César: la chupas súper cabron – decía honestamente
    
    Liz: me duele la garganta – decía y ambos reían.
    
    Silencio, besos, caricias.
    
    César: oye la neta tienes súper lindas nalgas eh, con el uniforme no se te notan la verdad – parecía honesto y sorprendido
    
    Liz: ¿Tú crees? Jajaja
    
    César: tu culo debe saber rico…
    
    Liz: ¡JAJAJAJA!
    
    César: ¡En serio! Jajaja me encantaría lamerte entre las nalgas – decía lujurioso, no lo culpo, yo deseaba tanto exactamente eso mismo, jamás se lo dije, soy un cobarde
    
    Liz: ¡¿Qué?! – dijo genuinamente impresionada - ¡Cállate! ¡Wacala no mames! Jajajaja – decía histérica, parecía realmente avergonzada, él no reía
    
    César: me encantaría cogerte en cuatro patas… - decía cachondo
    
    Liz: ¿En serio…? – ella cambiaba el tono por completo, la tomó por sorpresa, afloraba de nuevo esa patética inseguridad, tan evidente, tan lastimera, una voz tan cachonda, nerviosa, insegura y desesperada
    
    Cesar: empínate – le exigió con lujuria
    
    Liz: no… - dijo débilmente
    
    César: empínate ahí en el escritorio – una pausa de 2 eternos segundos ¿Qué carajos sucedía? – sin pedos te cogía así mero, tu culito se ve delicioso empinado – decía lujuriosamente
    
    Liz: ¿Neta…? – decía con ese tono cachondo que le regresaba a la voz y con esa patética ...
    ... inseguridad de nuevo, escuché un azote tan fuerte que no pudo ser otra cosa que una fuerte nalgada – ¡ay! – expresaba ella con dolor, pero no hubo ningún reclamo.
    
    ¡Maldita perra! ¡¿A él lo dejaba ver su precioso culo en sus lindos shorts, se empinaba para él y no se quejaba de esa nalgada tan fuerte?! ¡¿Que carajos Liz?!
    
    Cerré los ojos, me esforcé en imaginarla empinada con las manos sobre su escritorio, con sus preciosas y pequeñas nalgas redondas apuntando hacia él, avergonzada y nerviosa, pero complaciéndolo, quedándose en la posición exigida levantando su respingado y precioso culito para que él viera, me esforcé recordando cuando había visto sus hermosas nalguitas en esos shorts de licra cuando ella me dejaba levantar su falda apenas unos segundos y luego se retiraba, pero ahí estaba enseñándole su precioso culito empinada a él sin problemas, y eyaculé con fuerza.
    
    Me sentí patético.
    
    La verga me palpitaba y escurría mi pequeña corrida, la claridad post orgasmo me aplastaba mientras limpiaba con un pañuelo culposamente mi semen.
    
    “¡Eyaculas un chingo!”
    
    La voz sorprendida de mi novia retumbaba en mi mente cuando hace algunos minutos le decía eso a él después de tragar su semen, mientras veía mi mísera corrida como apenas y escurría de mi verga, ¿A ella le gustaría eso? ¿Le gustó que él eyaculara tanto? ¿Disfrutó morbosamente complacerlo así? ¿Disfrutó en secreto tragarse su semen? Ella jamás me lo admitiría ¡Maldita sea!
    
    ¿Ella vería eso como un signo de ...
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