1. Madre hot: En el hospital (1)


    Fecha: 10/01/2022, Categorías: Masturbación Autor: Alexandre, Fuente: CuentoRelatos

    ... grueso con un cuello largo por donde debe introducirse la polla. Como estaba impoluto no me dio repugnancia alguna y lo llevé hasta la cama de Edu. A continuación, con cierto reparo, liberé la pinga de Edu del pijama y se la introduje con cierta dificultad en el tubo. "Buena polla", pensé para mis adentros. El miembro estaba semierecto. No es de extrañar porque mamá -con su voz melosa y su generoso escote- era en verdad una calientapollas como vulgarmente se dice, y aquel pobre muchacho llevaba sin meneársela (y menos meterla en un buen chocho) bastante tiempo. Mientras meaba, yo miraba disimuladamente por la ventana.
    
    -Ya está -me dijo al rato-. Sácame el orinal.
    
    Difícil misión. Edu se había excitado y su verga había quedado atrapada en todo el cuello de la botella. El glande estaba tan abultado como debe quedar el de los canes cuando quedan abotonados en la chucha de la perra.
    
    -¿Qué hacemos? -pregunté aturdido, mientras escuchaba parlotear a las dos mujeres al otro lado del biombo.
    
    -Esto solo baja si eyaculo -me susurró al oído.
    
    -¿Te vas a correr?
    
    -Tú tienes que hacer que me corra -sentenció con determinación-. Yo tengo los brazos inutilizados, inmóviles por el yeso.
    
    -O sea, que te tengo que hacer una paja.
    
    -Exacto. Mueve el orinal de arriba a abajo como en una masturbación. Que experiencia no te falta, seguro.
    
    Me pidió silencio, antes de que empezara yo a meneársela ...
    ... dentro con el tubo de cristal por medio. Le excitaba oír la voz de mi madre, más que la de su novia. Es verdad que el sexo reside en la imaginación. Por un momento creí que la botella iba a reventar por la presión de aquella verga hinchada y venosa.
    
    Pronunció jadeante varias veces el nombre de mamá al tiempo que se corría como una bestia dentro del orinal entre convulsiones, cayendo a borbotones el abundante semen en la orina ya depositada. Quedó relajado y sonriente, como si hubiese alcanzado la gloria después de tantos días de abstinencia obligada.
    
    La polla se le puso fláccida al poco y yo pude sacársela sin dificultad de la botella. Noté asimismo los cojones vaciados de una carga de semanas. "En el fondo, he hecho una obra de caridad -pensé-, sino este iba a estallar de un momento a otro".
    
    Corrí raudo al baño para vaciar toda aquella mezcla viscosa y que nadie la viese. Las dos mujeres continuaban arreglando el mundo, ajenas a todo lo ocurrido a un metro de ellas.
    
    -Sobrino, te estoy agradecido en el alma. Me vas a tener que ayudar otras veces.
    
    -Ni lo cuentes. Yo no soy mamporrero de nadie.
    
    -Si no lo haces tú, alguien tendrá que aliviarme de vez en cuando.
    
    -Pídeselo a una enfermera.
    
    -¡Jajaja! Me echan del hospital -rio con fuerza-. A lo mejor, tu madre...
    
    -Te voy a romper la cara, hijo de la gran puta. Mi madre es una santa, ni se te ocurra molestarla.
    
    (Continuará) 
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