1. Cruising en Caracas


    Fecha: 06/01/2022, Categorías: Gays Autor: bluekavin, Fuente: CuentoRelatos

    Domingo 21:13
    
    Estoy acabado. El muchacho no voltea a mirarme desde la estación anterior, supongo que se arrepintió de las miradas que nos estuvimos lanzando desde que me subí al tren en Altamira. Debí bajarme en Plaza y sigo aquí, con una enorme erección y sin poder moverme de la calentura y vergüenza que siento. Si me tocara sobre el pantalón empezaría de inmediato a eyacular. Haría un desastre. Lloraría aquí mismo de la vergüenza. Y esa idea sólo logra encenderme más y más.
    
    Volvió a mirarme, sonrió. Es difícil notarlo por su tapabocas. No entiendo, creo que se bajará aquí. Me cuesta mirarle porque hay una señora atravesada, se mueve cuando trato de hacer contacto visual. ¡Qué mierda hace esta vieja! Es como si supiera que me está jodiendo y lo disfrutara. Me está sonriendo. No ella, él me está sonriendo. Se levantó, creo que me está retando. Me cubriré con el morral y me levantaré si él se acerca a la puerta. Está yendo a la puerta.
    
    Lunes 00:45
    
    Lo seguí, no debí hacerlo, pero aún estoy aquí, en este plano existencial. Me guio sin hablarme a un edificio. Nos bajamos en La Hoyada, salimos por detrás de la estación, abajo. Creo que quería tomar un bus, pero era tarde, ya no habían. Se dispuso a caminar y lo seguí, mi erección había cesado, pero no había descendido la temperatura de mi sangre. Hervía y corría por todo mi cuerpo, por mis dedos incluso.
    
    Caminamos bajo el túnel, pero eso fue nada comparado con el terror que se mantenía al mismo nivel que mi ...
    ... excitación que ocupó mi cuerpo consciente de la realidad de estar a esas horas en el centro siguiendo a un completo desconocido.
    
    Llegamos a la estación las Flores muy rápido, caminamos al paso más veloz posible. Estoy seguro de que yo podía superar su velocidad, pero él me guiaba.
    
    Temí aún más cuando decidió cruzar a la derecha detrás de la estación del Bus. Aun así ya había llegado muy lejos, seguí detrás de él hasta entrar en un callejón entre el laberinto de casas camino abajo. La puerta era blanca, la pared alta. Me pidió que guardara silencio. En ese punto ya dudaba de todo. Actuaba por inercia, quería sacar un cigarro pero ya debía entrar, me llamaba con su mano.
    
    Entré y caminé por un largo pasillo, pasamos frente a varias puertas a oscuras hasta que abrió una a nuestra izquierda y entramos. En ningún momento se acercó a mí hasta estar allí dentro, que luego de cerrar la puerta me sujetó un hombro me tomó del cuello. Creí que tendría que pasar por el incómodo proceso de arrodillarme a mamar. No sucedió. Me giró hacia la pared junto a la puerta y me empujó hacia ella. Deslizó mi mono y habló: "Tienes puesta una pantaletica, qué rica putita traje a casa". Me era imposible hablar, estaba expuesto, ya no me pertenecía. Con su dedo halaba mi panty de encaje rosa y lo soltaba de nuevo. Me nalgueaba. Todo apretando mi cuello con la otra mano.
    
    Introdujo su dedo entre mis nalgas sin pausa abriendo paso en el agujero donde pronto serían dos y tres los dedos, sin lubricación ...
«12»