1. Imelda: La runner del trabajo (II)


    Fecha: 05/01/2022, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Len the pro, Fuente: CuentoRelatos

    ... piernas son las mejores que encontrarás”.
    
    Me incliné y puse sus piernas en mi hombro mientras las besaba y mordía esos muslos, mi movimiento aumentó y sus gemidos se hicieron demasiado intensos.
    
    Tenía que taparle la boca por qué los gemidos eran altos.
    
    Estoy seguro que tuvo su primer orgasmo. Fuerte y largo, pero me pidió que no parara. Mis fluidos y sus fluidos se hicieron uno solo.
    
    Le dije que si alguna vez lo había hecho por el culo. Solo movió la cabeza que no.
    
    Le dije que si quería intentar, solo me dijo: "Soy tuya". Entonces la penetré por la cola con tanto fluido fue tan sencillo.
    
    La puse de lado y aumenté el ritmo de mis envestidas. Ella se volvió loca y gemía de placer y no sé si de dolor. Pero me pedía que no parara, para mí fue súper excitante ver cómo su blusa de seda y minifalda quedaron arremangadas en su cintura, cómo ese calzón dejaba lucir sus piernas bronceadas.
    
    Fue cuando ella se incorporó y me pidió que la pusiera de perrito. Así lo hice y volví a meterle mi duro y grueso pene por la vagina.
    
    Y noté como ella ya tomó el control del ...
    ... ritmo. Y como entraba y salía su hermoso cuerpo de mi. Ella solo gritaba que “así así así”. Dejó caer por completa su espalda y yo comencé a moverme.
    
    Éramos dos locos buscando su placer y ahí fue cuando el grito y sus movimientos se detuvieron, me apretó la verga y me dijo que parara, yo no pude hacerlo y seguí embistiendo cuál toro. Ya estaba yo descontrolado y no paré, ella seguía retorciéndose y yo solo podía nalguearla. Fueron varias y de ambas nalgas que se le pusieron muy rojas y coloradas.
    
    Ella seguía retorcida cuál lombriz, me pidió que me saliera y la llené de semen. Toda su espalda y espina dorsal quedaron manchadas, sus ropas llenas de jugos de hombre.
    
    Su ano y vagina estaban tan expuestos, tan rojos.
    
    Y solo pude abrazarla
    
    Ella me repetía que le jure que no pasaría nada, que no pasaría nada.
    
    Yo solo jadeaba y le repetía que me encantaba...
    
    Así fue como comenzó mi amistad con Ime, después de este encuentro, me invitaba como pareja a eventos.
    
    Nunca me pido formalidad, ni nada... El secreto de las piernas jamás lo compartí, era mío y nada más.
    
    Fin. 
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