1. El día que cambió mi vida


    Fecha: 03/01/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... me morí de la vergüenza cuando vio el sujetador que llevaba puesto. Se puso a jugar con mis pezones hasta ponérmelos duros como rocas. A continuación, los pinzó. Nunca en mi vida había sentido un dolor igual.
    
    La penetración fue brutal, al igual que el sexo en sí. Apenas era capaz de seguir sus movimientos y me sentía como un trozo de carne. Ni si quiera era dueña de mi propio placer. La primera vez que estaba convencida de que iba a tener un orgasmo, me golpearon en la planta del pie. Lo hicieron hasta cuatro veces, dos en cada pie, hasta que sentí algo caliente y húmedo entrando dentro de mí.
    
    A continuación pasó un segundo, y un tercero... Pude notar hasta siete pollas distintas entrando y saliendo a capricho de mí. El último de ellos era peludo y con cuatro patas. Con él dejaron que me corriera lo que quisiera y más.
    
    Cuando terminó no hubo nada más. Nada. Ni ruido ni luz ni nada. Sólo un dolor insoportable en mi vagina, en mis pezones, en mis pies, y yo preguntándome dónde me había metido. Lo que de verdad me jodía eran las incontables veces que me había corrido con el chucho dentro de mí.
    
    No sé cuánto tiempo pasó hasta que vino de nuevo mi amo y señor a follarme de nuevo, y aprendí algo muy importante sobre mi misma: me encantó sentirlo de nuevo dentro de mi. No os engañéis, fue igual de bruto que la primera vez, pero disfruté cada una de sus embestidas dentro de mi. Recuerdo que retuve el orgasmo todo lo que pude, y cuando éste al fin llego, mi corazón dio un ...
    ... vuelco al comprobar que no había castigo.
    
    Me corrí como una cerda, como si hubiera perdido completamente el control de mi misma. Cuando acabó, me indicó con el dedo que podía dormir si quería.
    
    Eso hice durante horas.
    
    Cuando me levanté estaba libre de toda mascara y atadura. Mi ropa estaba impecablemente colocada en el armario, pero no encontré ningún tipo de ropa interior y desde luego tenía que llevar los mismos zapatos que me había comprado.
    
    El recepcionista me dedicó una amplía sonrisa y se despidió de mi con la mano abierta. No hacía ninguna falta que me indicará cual fue, le reconocí al instante. Viéndole, La verdad es que me negaba a creer que la tuviera tan grande.
    
    Los hombres me seguían mirando cuando cogí el autobús, pero eso no me importó lo más mínimo. Lo más importante en ese momento era preparar una buena mentirá para mis padres. Para ello mentí a mi mejor amiga. La confesé que había estado toda la tarde con un chico maravilloso. A pesar de todo ,la bronca de mi padre fue de las que hacen época. Al final estallé contándole que los zapatos me los había comprado mi novio y no deseaba deshacerme de ellos. Me mandaron a la cama sin cenar.
    
    Cuando estaba intentando conciliar el sueño, recibí un mensaje de mi amo y señor exigiendo fotos mías en pijama. Le confesé que yo no usaba de eso y le mandé una foto mía completamente desnuda. Quisó más, claro. Quiso más. Me llegó una dirección de correo y tuve que preparar un vídeo mío masturbándome, donde se me ...