1. El día que cambió mi vida


    Fecha: 03/01/2022, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... lo que estaba pasando, sólo quería que se callase de una vez y me besará. Cerré los ojos preparándome para recibir mi primer beso. Él metió sus manos por debajo de mi falda y me arrancó las bragas.
    
    Completamente depilada, como a mi me gusta.
    
    También me quito los calcetines, nada sexys según me aseguró, y los zapatos. Los tiró a un contenedor de basura y me hizo recorrer descalza unos pocos centenares de metros por la calle hasta encontrar el lugar adecuado para poder calzarme de nuevo. Yo no entendí muy bien el porqué en su momento. Hasta que me dejo sola y desamparada en mitad de ninguna parte. No sé cuanto tiempo estuve esperándolo, pero mi corazón saltó de alegría cuando al fin lo volví a ver. Si tenía alguna duda de que era suya, está se había disipado.
    
    Cuando al fin terminé de calzarme con los precioso zapatos de tacón que me había traído, me sentí una puta por primera vez en mi vida. Sólo había hecho dos cambios en mi vestimenta habitual, o tres si contamos la ausencia de ropa interior, pero fue suficiente para hacerme sentir sucia.
    
    Vamos.
    
    Empezamos de nuevo a caminar juntos con las manos entrelazadas. La sensación no paró de subir dentro de mí. Notaba la mirada recorriendo mi cuerpo de los pocos hombres con los que nos cruzábamos, vagabundos y drogadictos en su mayor parte. Incluso uno de ellos le llegó a preguntar a mi amo cuánto le había costado una puta tan cojonuda.
    
    Puedes meterla mano, no me importa - Esto me asustó. . -Abre la piernas, maldita ...
    ... puta.
    
    Obedecí, por supuesto. Abrí las piernas para que el vagabundo me sometiera a revisión. Éste se limpió la mano en el abrigo y me metió mano. Jamas podré olvidar su cara cuando se dio cuenta de que iba con el coño al aire
    
    Bonita perra, demasiado tierna, pero bonita. No creo que te dure mucho.
    
    Durará lo suficiente para saldar mi deuda.
    
    Nuestro destino ya no estaba demasiado lejos. El dependiente detrás del mostrador que nos recibió me miró de arriba abajo con una amplía sonrisa. Era un hombre algo obeso y calvo que hizo exactamente lo mismo que el vagabundo, sólo que no pidió permiso. Mi amo me tiró del pelo como castigo cuando cerré las piernas al sentir su mano acariciando mis partes íntimas. Introdujo hasta el fondo uno de sus dedos gordos dentro de mí y hay lo mantuvo un rato.
    
    No grite. Me había advertido que no gritara y no lo hice. Tampoco me corrí cuando el gordo le dio por follarme con el dedo.
    
    Merece la pena. Puedes pasar.
    
    Me conduzco hasta un cuchitril. Todo su mobiliario consistía en una cama con barrotes y un armario donde guardaban todos sus juguetes. Ahora estoy familiarizada con todos y cada uno de los instrumentos de tortura que hay en él, pero entonces lo único que sentí fue pánico. Mi amo sacó unas esposas y una capucha que me privó de todos los sentidos, salvo del tacto.
    
    Tras terminar de esposarme, lo primero que hizo fue desnudarme. Casi me corro del gusto cuando sentí que me quitaba la falda y comprobaba que era virgen y pura, y ...