1. La fantasía de Marta


    Fecha: 06/12/2021, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos

    ... comerme la boca. Con su mano apretaba mi nuca, acercando nuestras cabezas. Yo recorría con mis manos su cuerpo:
    
    -Vamos al dormitorio. -Me dijo llevándome de la mano.
    
    Allí era donde consumaríamos su fantasía. Ese sueño erótico que me había confesado en un correo. Entré en aquel dormitorio matrimonial donde parecía todo preparado. La cama vestida con unas sábanas blancas. La persiana casi cerrada para evitar la mirada curiosa de cualquier vecino. Una luz tenue, cálida y confortable. A los pies de la cama, en la pared, un espejo grande donde reflejar nuestras más íntimas pasiones. Y por fin, en una esquina junto a la ventana, su marido. El personaje imprescindible de la fantasía.
    
    Marta soñaba con ser follada delante de su marido al tiempo que éste lo grababa todo sin poder intervenir. Reconozco que en cuánto supe de la fantasía me excité y me compadecí del pobre cornudo. Mi lectora era una auténtica puta. Y se excitaba con la posibilidad de que su marido la viese con un desconocido.
    
    El tipo se levantó de la silla sin saber si me tenía que dar la mano, abrazarme o pasar de mi. Fue un momento un tanto embarazoso y es que no es lo mismo hacer a alguien cornudo en secreto que estando él delante. Opté por un saludo rápido y pasar de él.
    
    Marta y yo nos miramos. Nos acercamos y nos besamos apasionadamente mientras el marido comenzó a grabar con su móvil. Pronto nos olvidamos y comenzamos a desnudarnos mutuamente. Yo mordí los carnosos labios de la lectora antes de bajar ...
    ... las tirantas de su vestido. Ella me desabrochaba la camisa y acariciaba mi torso.
    
    Ante mi quedaron dos tetas grandes que desafían a la gravedad ayudadas por un sujetador rojo. Las liberé de su prisión de tela y quedaron expuestas, retadoras, con un pezón rosado y puntiagudo que emergía de una aureola del mismo color. No dudé en abalanzarme sobre ellas. Arrancando los primeros gemidos de la lectora y suspiros cómplices de su marido. Besé, lamí y succiones cada uno de aquellas fresas hasta que se endurecieron de placer entre mis labios. Los mordí levemente cosa que Marta me agradeció con un grito de placentero dolor.
    
    La mujer me separó, y sin dejar de mirarme se arrodilló ante mi dispuesta a devolverme el placer. Bajó mi pantalón y quedó ante mi bóxer negro que difícilmente podía contener mi erección. Marta se recreó en aquel bulto y acercó sus labios. Me mordió la polla sobre la tela de mi ropa interior. Lo hizo varias veces, recorriendo el tronco hasta el capullo. Cuando, por fin, bajó la prenda mi pene saltó como un resorte ante sus ojos:
    
    -Dios... -fue lo acertó a decir.
    
    Mi polla, recta y con las venas marcadas, es de un buen tamaño y considerable grosor. Marta la agarró con su mano, calibrando la circunferencia:
    
    -Joder, qué buena polla. -Lo que entendí era mayor que la de su marido.
    
    La mujer tiró de la piel hacia atrás liberando un capullo gordo, de color rojo intenso. No lo dudó y pasó su lengua de fuego desde abajo, por todo el troco, hasta el capullo. ...
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