1. Orgia en casa de la jefa


    Fecha: 16/11/2021, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... lunes me decís si venís o no. Ya sabéis que a mí me haría mucha ilusión que vengáis y a los alemanes más -esto último lo dijo mirando a mi mujer con un gesto de complicidad, y buscando mi pierna con su pie por debajo de la mesa, sin que Virginia se diera cuenta.
    
    Cuando salimos del despacho mi mujer estaba igual de alterada que yo. Pensar que podría volver a follarse a aquel alemán nuevamente le hizo mojarse por completo y los pezones se le pusieron duros bajo el sujetador y la blusa. Hanns que así se llamaba el tipo, había hecho hincapié que asistiésemos a la fiesta. Más bien quería asegurase que ella asistiese a la fiesta, para volver a follársela en repetidas ocasiones como ya hizo la vez anterior.
    
    No se me pasó por alto aquella repentina excitación y aproveché para preguntarle:
    
    - ¿Qué te parece? ¿Quieres que vayamos? Podemos encasquetar a los niños con mi madre esa noche y darnos un homenaje.
    
    Mi mujer estaba como ida, ausente en sus pensamientos, recordando la última vez que el alemán se la follaba sin tregua durante toda la noche. Aquellas cabalgadas sobre la polla de Hans, las constantes arremetidas de éste, la manera que tenia de sobarle las tetas y mordisquearle los pezones hasta hacer que se corriera una y otra vez, le tenían absorta.
    
    - ¿Me has oído? –le volví a preguntar - ¿Qué te pasa que te has quedado como en trance? ¿Ya te estás imaginando follándote a Hans?, le susurre acercándome a su oído para que nadie de alrededor nos oyera.
    
    - Sí, sí, ...
    ... claro, claro – logró decir a modo de única respuesta. - Encasquetamos a los niños y vamos, seguro. Uff, necesito ir un momento al baño, creo que necesito refrescarme un poco.
    
    Seguro que fue al baño a tocarse. Si yo me había puesto cachondo con sólo recordar a mi mujer encima de Hanns follando como una auténtica poseída, con sus tetas botando arriba y abajo, con los pezones duros como garbanzos y con la cara de Hanns restregándose entre ellas, mientras que la manazas del alemán agarrando el culazo de mi mujer ayudaban al vaivén del duro mete saca al que le sometía, Virginia tendría que estar de lo más excitada sabiendo que podría dar rienda suelta a todos los deseos de verse poseída por otro hombre, sin necesidad de dar ningún tipo de explicación.
    
    Le dejé a su aire y me volví a mi despacho para digerir todo aquello y pensar en todo lo que se venía encima. Aquella invitación prometía mucho y no sólo me excitaba el pensar que podría acudir a una orgia a follarme a mi jefa y a otras mujeres que allí hubiera, también la idea de volver a ver a mi mujer follando con otros hombres, aumentaba mi grado de ansia.
    
    No volvimos a hablar del tema durante la semana ni el fin de semana. Habíamos acordado que iríamos a la fiesta e hicimos todos los planes necesarios para dejar a los niños con mis padres y disponer del fin de semana libre. Por un lado, me gustaba esa complicidad y entendimiento mutuo sin necesidad de dar mayores explicaciones, pero por el otro me intrigaba saber qué estaría ...
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