1. Black Friday


    Fecha: 17/10/2021, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... redondos.
    
    Bebía el café a pequeños sorbos, mordisqueaba el sándwich, parecía que permanecía allí, pero estaba muy lejos, presa entre los brazos de Dayron, que, como si mis movimientos sobre su polla lo hubieran resucitado, se había sentado conmigo en su regazo. Le pido que me eleve, que me empuje contra la pared, que siga follándome. Con el dorso de la mano limpio un hilillo de salsa que se escapa de mi boca mientras en el sueño son los flujos los que escapan en cada embestida de su polla. Me corro, imaginándome follada por aquel hombre siento la necesidad física de correrme, pero me cuido muy mucho de terminar como en aquella película y que la gente pida lo mismo que está tomando aquella chica ensimismada de la mesa del fondo. Mi mente se disocia, soy capaz de terminarme el sándwich y el café, paso rápidamente las hojas del diario, sin querer detenerme en ninguna, mientras en un algún rincón de mi cerebro todavía se proyecta mediante flashes la fantasía. Me veo a cuatro patas, con Dayron encima, con Dayron debajo. Quiero que me folle, que no deje de hacerlo, ya no me importa mandar, ...
    ... sólo quiero que me provoque otro orgasmo. Veo su mirada suplicando permiso para terminar, pero le exijo un poco más. Luego, cuando la piel nos brille por el sudor y mis piernas tiemblen después de una nueva descarga, le dejo. Agarro su pene grueso con las dos manos y lo froto como si fuera una lámpara mágica, con todas mis fuerzas. A él se le tensan los músculos, se le marcan las venas en el cuello, aparta mis manos y me toma el relevo, se acerca tanto a mí que en cada movimiento su mano roza mi vientre. Finalmente se corre abundantemente, me riega de semen caliente que el respirar agitado de mi cuerpo hace caer formando riachuelos por mi piel.
    
    Saco el móvil del bolso, pongo la cámara para comprobar que aquella fantasía ha ruborizado mi rostro. Me dispongo a levantarme, a llevar el periódico, los platos y la taza a la barra, pero una idea me detiene en seco. Apresuradamente, tal vez para no dejarme vencer, abro el diario y busco la imagen de ese negro de polla enorme una vez más.
    
    - Hola, buenas tardes, ¿eres Dayron? - pregunto. Antes de que conteste, sé cómo terminará aquel Black Friday. 
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