1. Black Friday


    Fecha: 17/10/2021, Categorías: Sexo Interracial Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... piernas su cuerpo fuerte pero desvalido al mismo tiempo. Terminaba de desvestirme, hacía volar el sujetador por la habitación sin un destino claro. Luego comenzaba a flexionar las piernas, a descender sobre Dayron, a percibir en su mirada matices que iban desde la indefensión al placer. Me detenía para tirar de sus ceñidos jeans, que salían extrañamente fácil; en el viaje habían desaparecido también sus calzoncillos. Él ya ni se atrevía a estirar los brazos para tratar de tocarme, había comprendido que era yo la que mandaba y debía dejarse llevar. Su cuerpo, forjado en el gimnasio, se veía inerte. Sólo, como un mástil, emergía una polla enorme y rica. Me arrodillaba, y sin asirla siquiera, mi lengua la recorría entera, desde la base hasta la punta. Él dejaba caer pesadamente la cabeza contra la moqueta y sólo ella, solo esa magnífica polla, parecía tener vida bajando y subiendo, como a cámara lenta, tras el pasar de mi boca. Lo torturé, siempre mi lengua fuera de la boca partía de sus huevos, recorría lentamente toda la longitud de su miembro y remataba con un chupetón a su capullo. Cuando me apiadé de él comencé a masturbarlo rítmicamente, con el glande preso entre mis labios. Resistía mis acelerones, las pausas, el filo de mis dientes mortificándole, obedecía mis órdenes silenciosas, como cuando agarraba sus manos y las llevaba a mis tetas y él entendía que debía estimular mis pezones.
    
    El calor me podía, ni siquiera el café que seguía delante de mí y se había ...
    ... quedado frío me servía para relajarme. Ya no sabía si el incendio se había declarado en mi mente y se había propagado por todo mi cuerpo o había tenido su punto de partida en lo más profundo de mi vientre. Sólo sabía que ya no necesitaba cerrar los ojos, bastaba que mi mirada se perdiera en un punto indeterminado de la cristalera del local para que yo me viese moviendo mi cuerpo, hasta sentarme a horcajadas abrazando con mi coño la polla de Dayron. Me agitaba, mis caderas se movían solas, mi cintura dibujaba órbitas alrededor de su eje. Luego comenzaba a botar, suavemente, calculando mentalmente hasta dónde podía subir sin dejar escapar su pene. Más tarde, irremediablemente, comenzaría a cabalgarlo salvajemente, aplastándome los pechos, retorciendo mi cuello y su rabo hasta el esguince. Sus piernas flexionadas me servían de respaldo en mis movimientos impetuosos, su cuerpo brillaba bajo el sudor, pero apenas mostraba síntomas de cansancio. Dayron era apenas poco más que un trozo de carne adherido a su polla, un consolador, y así lo trataba, buscando únicamente mi placer. El suyo llegaría, no lo dudo, pero priorizaba el mío. Mientras tanto, un camarero, si hubiera sido más joven y algo más apuesto quizás yo no hubiera abierto el periódico por la página de contactos, había traído a la mesa el sándwich. Musité un gracias como podía haber dejado escapar uno de los suspiros que aquella fantasía en mi mente me provocaba. Lo follaba rítmicamente, las manos apoyadas en sus hombros ...