1. Autobiografía sexual (Parte 2): Corrida de casa por puta


    Fecha: 21/09/2021, Categorías: Confesiones Autor: LorePadilla, Fuente: CuentoRelatos

    ... pero manteniendo la calma al mismo tiempo. Siempre le negué acercarse a mí en la escuela para que no hubiera sospecha de nada y él acataba de forma madura mi recomendación. Poco a poco, nuestras charlas virtuales se volvían muy íntimas hasta que una noche le di fecha y hora para coger en mi casa.
    
    Todo fue premeditado. Mis padres no estaban y yo fui la primera en llegar a casa. Alfredo, luego de acompañar a su novia a su casa, llegó a la mía. Le abrí la puerta, lo quise llevar a mi recámara, pero él vio cómoda mi sala. Los besos intensos pronto llevaron a que él me acostara en el sofá y se apresurara a bajarme el pantalón. No creí que lo fuera a hacer, pero se atrevió. Antes de que yo tomara la batuta, él me desnudó totalmente de abajo y comenzó a hacerme un oral lamiendo mis labios vaginales y después lengüeteando mi coño por dentro. Era el primer oral que recibía en mi vida. Lo hizo muy bien y no digo maravilloso o espectacular, porque olvidó el clítoris.
    
    Minutos después se quitó el cinturón, bajó su pantalón y me acosté de lado para que pusiera su verga en mi boca. En esa posición él apoyaba sus manos en mi cabeza para introducir su pija hasta el fondo de mi boca, fue rico que tuviera esa mentalidad y esa herramienta no tan larga, pero sí gruesita.
    
    Después, él se colocó atrás de mí teniéndome acostada de lado y con la vista en mi trasero metió rápido su polla en mi concha. No dudó en pisar el acelerador de inmediato, follándome ...
    ... rápido y duro. Me encantó que tuviera iniciativa y creatividad, pues luego de hacerlo en esa posición me manipuló a su manera: me tuvo acostada boca abajo, abierta de piernas y finalmente de perrito, todo sobre la comodidad del sofá. La mezcla de sus embestidas y el frotamiento de mi clítoris con mi mano me llevaron al primer orgasmo de mi vida durante el sexo.
    
    Ya habían pasado cuarenta minutos y él no se venía, pero seguía dándome fuerte. Entonces, él tomó mi cabello y lo jalaba mientras me cogía, cosa que me fascinó y me hizo gemir demasiado.
    
    - ¡Mmm! ¡Qué rico me das, Alfredo! ¡Sigue! ¡No pares!
    
    Lamentablemente, justo cuando Alfredo avisaba con correrse, se abrió la puerta. Eran mis padres. Mi papá se alteró mucho, comenzó a gritarme: "¡eres una zorra! ¡Una puta! ¡No te quiero en mi casa! ¡Lárgate con este cabrón!". Alfredo y yo nos separamos, él eyaculó pero del miedo y ambos nos vestimos de prisa. Mi mamá lloraba, no por la decepción, sino por la actitud enfurecida de mi padre, quien para apurarnos, amenazó con mostrarnos su pistola. Quise tomar mis cosas, mi mochila o mi bolso, pero ni eso me permitió mi padre y remató pidiéndome que no volviera nunca.
    
    No tenía a dónde ir. Alfredo se disculpó de algo que no tenía culpa, pues no podía ofrecerme su casa para pasar la noche y lo entendí. Contacté con mi celular a mis amigos (no tenía amigas), pero ninguno podía recibirme. Esa noche iba a dormir en la calle, pero alguien lo impidió. 
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