1. Autobiografía sexual (Parte 2): Corrida de casa por puta


    Fecha: 21/09/2021, Categorías: Confesiones Autor: LorePadilla, Fuente: CuentoRelatos

    ... madre me necesitaba. Ya no pude retomar el encuentro erótico con mi mejor amigo, pues él prefirió retirarse y luego de eso no me volvió a dirigir la palabra nunca en la vida. De lo que se perdió por apenado.
    
    Tiempo después, en ese mismo año, un joven de grados inferiores, llamado Jaime, de 18 años, me acosaba. Empezó buscándome a cualquier hora en el colegio para quedarse mirándome, luego me lanzaba piropos y de últimas me seguía a la salida hasta mi casa. Yo me sentía harta de ese muchacho precoz, pero, ¡adivinen! Yo tenía ganas de coger.
    
    Uno de esos días sabía que mis padres no se encontrarían en casa, así que aproveché la situación. Jaime me acompañó como siempre hasta la puerta de mi casa, lo invité a pasar hasta mi habitación y ahí le di clases de sexo. Me desnudé sensualmente frente a él, le indiqué que tocara mis pechos, que los apachurrara, que metiera un dedo en mi vagina y que masajeara mi clítoris, ese recóndito lugar que pocos hombres conocen.
    
    De pronto, él empezó a excitarse y quería quitarse el pantalón, pero lo detuve y lo hice por él, solo lo bajé hasta sus rodillas con todo y bóxer para empezar a chupar su pene que parecía un chupón, chiquito, delgadito pero cabezón. En esta ocasión, no me tarde en mamársela y procedí a sentarme e introducirla. Me di sentones duros que lo hacían gemir y decirme cosas guarras, pero a mí no me hacía gemir, sino que me daba cosquillas.
    
    Luego de diez minutos se vino dentro de mí y me quité y agaché para lamer su ...
    ... pizarrín, pero me pidió que me colocara en cuatro. Se lo concedí y no tardó ni tres minutos en esa posición para correrse de nuevo en mi panocha. Se sentía exhausto y ya no quiso más que seguir jugando con mis tetas. Tan pronto que acabamos, lo acompañé a la calle y en el camino me prometió que sería el mejor padre del mundo y que cuidaría al hijo que tendríamos. Ni loca iba a permitir embarazarme de él y al siguiente día tomé las medidas necesarias. Después de esa ocasión lo evité e ignoré hasta que se cansó de insistir.
    
    Los siguientes dos años me resigné. No tenía pareja ni quería tenerla, me sentía satisfecha conmigo misma, solo con mis revistas eróticas, mis dedos, uno que otro objeto como zanahorias o pepinos y mi creativa imaginación.
    
    Fue entonces cuando conocí a un chico guapo, popular y siempre limpio, luego de que reprobó un semestre y tuvo que recursarlo, quedando en el mismo grupo que yo, su nombre era Alfredo y era un año mayor que yo. Sin duda, llamaba la atención de muchas chicas y llegó a tener una novia de entre las compañeras del salón. Aun así, no quise dejar pasar la oportunidad y comencé a hablarle, pero por Facebook. Todas las noches le enviaba un saludo, él lo respondía y hasta ahí se quedaba cada conversación.
    
    De esa manera, cada día que íbamos a la escuela me miraba, causando los celos de su novia. Esa forma de provocar intriga tuvo sus frutos semanas después: Él rompió la tradición y empezó a mandarme emojis de besos que yo contestaba emocionada, ...